Océano Madre:
unión y resistencia
desde la poesía

 

Marlan Valverde*

Desde la biología hay datos fascinantes sobre la gestación. Se dice que el óvulo que dio origen a la vida, por ejemplo de una hija, ya estaba presente en el vientre de su madre, que a la vez estaba presente en el vientre de su abuela, creando así una profunda conexión genética entre tres generaciones.

En la contraportada del libro Océano Madre de la poeta Roxana Cortés, se pregunta al lector: ¿Es imposible imaginar la maternidad sin haberla vivido? Nuestro linaje femenino nos guía con esa herencia genética que se empieza a tejer desde el útero, sea la maternidad concebida o no, pero el ejemplo lírico nos lo regala Cortés mediante sus letras.

“Hace meses que habitas en mi;/ en mi cabeza hace años/ olvido el peso de mi cuerpo/ olvido el peso de los días/ presiento un hilo hundiéndome: augurio de una historia nueva”.

Océano Madre (Praxis, 2023), es la obra poética ganadora del II Premio Municipal de Literatura en Acapulco, un poemario dividido en tres partes en las que se aborda la primera etapa de la maternidad: la gestación.

La poeta mira al océano desde la orilla, desnuda de juicio, dispuesta a la vida, demostrando su agilidad lírica, verso a verso se acaricia la fuerza que nace de la ternura. Ella ofrenda su cuerpo al amor y el poema crece.

“Te di mi cuerpo y lo poblaste/ del mismo modo que si el océano/ te ofrendara un don impenetrable:/ un arsenal, un caparazón de arena/ ajuar o presagio/ para aprender a respirar en este mundo/ que nos arrumba y nos carraspea”.

Algo se gesta dentro de mi carne, devoción, entrega, deseo, cuando empieza a germinar la vida dentro de la carne los sentimientos se exaltan, se inquietan, como aguas lóticas buscando su cauce. La construcción poética evoca a la remembranza, abraza a las madres que pueden palpar nuevamente ese vaivén de sentimientos perennes que acompañan a la creación de una vida.

Es así como esta obra se inclina (inadvertidamente) a abrir esa puerta que, a través de la palabra, acompaña y nos une entre mujeres. La maternidad nos une, el dolor o el amor refuerza esa unión y el entendimiento es la resistencia que rompe cualquier barrera que nos separe.

“No puedes nacer. Mi cuerpo no confeccionó tu orilla / No hay cartografía que guíe tu mano a la mía.”

Al borde del océano nace una sombra, la ilusión que acompaña a la espera se desdibuja con la perdida gestacional. Ese dolor generacionalmente impuesto a vivir en silencio se presenta crudo y real, haciendo propicia una invitación a conectar con la herida.

Océano madre no pide permiso para romperse. Hay una madre, lo supo su cuerpo y sus emociones colisionando. Hay una madre, el alumbramiento se dio en el corazón. Hay una madre, el poema respira con el aire que le falta, vive con las emociones que le pesan.

Sé que hay una madre, o más de una, que entrará a este océano para que la poesía haga con su corazón lo que el mar hace con los cristales rotos: erosiona y sana lo que hiere.

 
 
 

*Marlan Valverde es promotora cultural.





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