Dato protegido, callarnos no es opción

 

La libertad de expresión se ejerce todos los días y más en los momentos que desde el poder intentan imponer el silencio. En El Tlacolol eso hemos hecho y seguiremos haciéndolo.

No nos vamos a callar, no vamos a contribuir al silencio. No es un reto, es la confirmación de nuestro compromiso como medio de comunicación.

Hace unos días, el Instituto Nacional Electoral (INE) notificó a El Tlacolol que está sometido a un proceso especial sancionador por dos denuncias: una por inducción al voto y la otra por violencia política en razón de género.

Por restricciones legales tenemos prohibido dar detalles de las denuncias y del denunciante.

Pero lo que no nos pueden prohibir es defendernos.

Primero, rechazamos tajantemente los dos hechos por los que nos denuncian.

¿El Tlacolol indujo el voto a favor o en contra de un candidato o candidata en el pasado proceso judicial?

Eso es imposible, nos sometemos al escrutinio. En ningún texto, en ningún párrafo, en ninguna línea hallarán una sola palabra que haya promovido o desacreditado a un candidato o candidata. En El Tlacolol no se promueve aspiraciones políticas, no se hace propaganda. No se alquila para emprender campañas sucias. Tampoco se desacredita a personajes públicos. Criticamos, analizamos, investigamos, contextualizamos, trazamos las trayectorias de personajes públicos, desempolvamos relaciones políticas, exponemos hechos notorios. Hacemos periodismo.

Así que nadie, ni dato protegido, como debemos nombrar al denunciante, puede argumentar que demeritamos su desempeño público.

Nuestra crítica es dura, sin concesión y, sobre todo, sin consigna. En El Tlacolol hacemos la crítica por una razón: es nuestra responsabilidad social y ética. Pensamos que la crítica es de las pocas herramientas que aún nos quedan como reporteros y reporteras y como ciudadanos para intentar que las cosas cambien, para que se destierre de la vida pública la corrupción criminal que impera en todo el aparato gubernamental. Hacemos crítica para que se terminen los privilegios de la clase política. Para recordarles a los gobernantes y funcionarios públicos que tienen límites, que lo que administran no es suyo. Hacemos crítica para que se termine el nepotismo, el amiguismo, el influyentismo. Para que los políticos dejen de ver como su patrimonio los cargos públicos. Hacemos crítica para que se respeten los derechos. Para que haya libertad, para que se respete la vida.
Nuestra crítica ha sido incómoda para muchos y la seguiremos haciendo con la misma fuerza y dureza y, al mismo tiempo, con la misma responsabilidad ética. No tenemos opción.

Renunciar a la crítica, es renunciar a nuestro compromiso de defender la libertad de expresión.

Ejercer la libertad de expresión es, en palabras llanas, decir lo que desde el poder quieren que se calle, que se oculte. La defenderemos de la mejor forma que podemos: haciendo periodismo.

Ser críticos ha tenido un costo que asumimos desde el inicio. Sabíamos que habría hostigamiento, persecución e intentos de censura por ser incómodos. Con estos procesos jurídicos dan comienzo a los intentos por callarnos, de descalificarnos por ejercer un periodismo libre.

Asumimos el costo. Optamos por un periodismo libre porque es la única forma de ejercerlo de verdad, como lo dijo el periodista argentino, Rodolfo Walsh: “el periodismo es libre o es una farsa”. Eso nos da la independencia necesaria para definir nuestra agenda. Somos independientes porque estamos alejados del poder, de cualquier tipo de poder. No estamos en ninguna nómina de ninguna institución pública, no recibimos sobres amarillos, no estamos en listas de raya. No tenemos, ni tendremos, convenios publicitarios que obliguen a subordinar las líneas editoriales. Somos críticos y libres y eso lo demostramos en todos nuestros textos.

El Tlacolol es un proyecto autogestivo que se mantiene a través de las contribuciones de los que lo integramos. Nosotros cubrimos los gastos que genera reportear.

Estamos intentando que El Tlacolol sea sostenido únicamente por sus lectores y lectoras. No lo hemos logrado. Falta mucho para eso, pero no dejaremos de intentarlo.

Pensamos firmemente que son los lectores y las lectoras los únicos que nos pueden premiar o castigar. Por eso no permitiremos que desde el poder, quienes deben estar sometidos al escrutinio público, nos quieran castigar.

En El Tlacolol hemos sido sumamente cuidadosos en criticar únicamente el desempeño público de los gobernantes y funcionarios públicos. Nunca hemos pasado esa línea que delimita claramente la vida privada e íntima de los personajes públicos. Hemos dejado fuera de la crítica la apariencia física, el color de piel y el género. Criticamos esa parte de su vida donde tienen que rendir cuentas porque manejan recursos públicos, donde tienen obligaciones legales con la población.

En ningún texto hallarán violencia contra ninguna mujer, somos respetuosos. A la gobernadora, diputadas, alcaldesas, funcionarias, magistradas y juezas las hemos criticado pero siempre por su desempeño público, nunca por su género, nunca por el hecho de ser mujeres.

Las dos denuncias contra El Tlacolol carecen de sustento, no tienen razón de ser porque, el texto denunciado no demeritó ni violentó la trayectoria pública del dato protegido.

Lo que hicimos fue periodismo: establecimos el contexto en que se realizó la campaña de la elección judicial, recabamos información, hechos notorios, conocidos por todos. Establecimos relaciones verificables y conocidas también por todos. En el texto no se presentó ningún dato desconocido, sólo se concatenó información pública y ofrecimos un panorama amplio de la operación política en la que se desarrolló la campaña. Intentamos ampliar la perspectiva a nuestros lectores y lectoras. Eso fue lo que incomodó.

Por eso, consideramos que estas dos denuncias se tratan de un hostigamiento, un amedrentamiento, un intento por criminalizar la información.

Las denuncias por violencia política en razón de género en los últimos meses se han convertido en México en un mecanismo tan perverso como sofisticado. Se recurre a un procedimiento sancionador, envuelto en lenguaje técnico y legalista, que utiliza como pretexto la protección de derechos, pero que en realidad es una vía para castigar a reporteros y reporteras, a medios de comunicación para forzarlos al silencio o, peor aún, obligarlos a retractarse públicamente de lo que todos vieron y muchos decidieron callar.

Según la organización Artículo 19, especializada en la defensa de la libertad de expresión, el uso de recursos legales para hostigar a la prensa ha escalado a niveles que superan su capacidad de atención jurídica. Cada semana se acumulan nuevas denuncias contra periodistas por ejercer el derecho a informar. Cada semana se repite el mismo esquema: instituciones que deberían garantizar derechos se convierten en garantes del silencio.

Este modelo de censura legalizada no sería posible sin la complicidad activa del INE, que ha dejado de ser un árbitro imparcial para convertirse en ejecutor de decisiones que responden a la lógica del poder y no a la defensa de derechos.

El mismo INE no emitió una palabra cuando los famosos acordeones circularon abiertamente, hoy se activa con agilidad para perseguir al medio que las documentó. No se persigue al operador de la inducción al voto, sino a los reporteros que se atrevieron a echar luz donde predominaba la oscuridad.

Lo que está en juego no es un caso aislado. Es el futuro mismo del periodismo independiente en México.

Estas denuncias nos colocan en una disputa desigual, mientras que el dato protegido está incrustado en el poder y cuenta con toda una estructura, recursos y personal, El Tlacolol sólo cuenta con el poder de la palabra, de la crítica, de la dignidad.

Comenzamos el proceso de manera desigual; el INE nos requirió información, datos personales, fiscales y económicos, sin informarnos con precisión quién nos denunciaba y cuáles eran las acusaciones. Tuvimos que pedir, explícitamente, el expediente para poder conocer los detalles.

¿El INE pretendía que nos defenderíamos desde el desconocimiento?

Peor aún, con el expediente, conocimos que una denuncia fue radicada en la Junta Local del INE en Chilpancingo y la otra en la Ciudad de México.

No entendemos el porqué una denuncia se radicó en la Ciudad de México si la publicación denunciada se realizó en Chilpancingo. Lo entendemos como una medida deliberada, pensada, perversa, sabiendo de la dificultad económica que implica para nosotros trasladarnos a la capital del país. Esa es otra inequidad.

No descartamos que este caso se esté operando para que la resolución sea contra El Tlacolol, que intenten obligarnos a disculparnos, a someternos. Nos vamos a defender por todas las vías y de todas las formas porque estamos seguros que nos respalda la razón.

Pero también nos defenderemos porque no podemos permitir que se asente un precedente de este tipo, que se imponga la censura por la vía legal de forma cotidiana. Hoy es El Tlacolol, mañana puede ser otro reportero o reportera u otro medio de comunicación. El mecanismo ya está diseñado: se activa una figura legal pensada para proteger —como la violencia política en razón de género— pero se le usa para censurar. Se tergiversa su propósito, se le da una lectura instrumental y se aplica como castigo. No para defender a nadie, sino para castigar a quienes incomodan a los poderosos.

Desde ahora le exigimos al INE que el análisis y la valoración de los hechos lo haga de forma completa, es decir, es necesario que se revise la nota en su conjunto y no sólo los párrafos donde se refiere a dato protegido, lo que demostraría que la publicación no fue exclusiva hacia el denunciante, sino que se mencionó a otros candidatos y candidatas, hombres y mujeres por igual.

También se debe hacer el análisis más allá del texto, se debe tomar en cuenta el contexto y el momento en que se realizó la publicación. Para decirlo con precisión: era un contexto y un momento donde se requería un debate intenso, una discusión pública vigorosa ante la importante decisión que los ciudadanos estaban por tomar.

En ese contexto y en ese momento se tuvo que maximizar el derecho a la libertad de expresión.

Al respecto está la Jurisprudencia 24/2024 de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial: “Violencia Política en Razón de Género debe analizarse de manera integral y contextual sin fragmentar los hechos”.

El viernes 1 de agosto se celebró la audiencia de alegatos en la Ciudad de México; no acudimos por dificultades económicas, pero comparecimos por escrito. Aún no nos han informado sobre los resolutivos de esa audiencia. Estamos atentos para seguir defendiéndonos porque no vamos a contribuir al silencio que impera, porque callarnos no es una opción para nosotros.

 
 
 

Equipo de El Tlacolol:

Jesús Guerrero Salgado

Arturo de Dios Palma

Emiliano Tizapa Lucena

Ramón Gracida Gómez

Daniel Nava Jiménez

David Valdes Juárez

Eduardo Yener Santos

 Monero Fantástico