Michoacán, entre la ira y el luto por el
asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan
Carlos Arrieta y Manu Ureste / Animal Político
Morelia, Michoacán. Carlos Alberto Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, Michoacán, fue asesinado el domingo pasado y su cuerpo sepultado este lunes. Sin embargo, la indignación y la exigencia de justicia, no. Y se refleja en la serie de manifestaciones que continúan en distintos puntos de la entidad.
Desde las 9 horas, estudiantes universitarios se congregaron en la avenida Latinoamericana, para caminar por cerca de 30 minutos hasta la plaza principal de esa ciudad ubicada a 110 kilómetros de la capital michoacana.
En ese espacio público que también atestiguó el crimen del político independiente y que vio caer abatido al sicario, ya se preparaba un mitin con foro de más de 2 mil personas, a las que se unieron los estudiantes que en su mayoría portaban pancartas con mensajes para pedir paz, mayor seguridad y tranquilidad para su municipio.
“Nadie por encima de la ley, pero tampoco por encima del pueblo. Los ciudadanos queremos vivir en paz. No más muertes y justicia para Carlos Manzo, El Señor del Sombrero y nuestro presidente”, se escuchó en un breve silencio de la multitud.
Esa congregación fue secundada a 50 kilómetros de ahí: en Pátzcuaro, donde cerca de un centenar de habitantes -la mayoría integrantes del movimiento que encabezaba Carlos Manzo, se reunieron en la Plaza Principal Vasco de Quiroga.
La manifestación recorrió las principales calles del centro, en medio de puestos ambulantes y todavía algunos visitantes y extranjeros que fueron parte de la celebración de Día de Muertos.
Eso, sin embargo, no fue impedimento para que las pancartas lucieran en las manos de quienes todavía no dan tregua de que su líder, como le llaman, haya sido asesinado.
“Se llevaron el cuerpo de nuestro amigo, pero nunca callarán su legado y su mensaje de denuncia, porque somos miles los que queremos esa paz que él tanto soñó y por la que luchó”, suelta entre las calles, Eleuterio Sánchez Rico, un comerciante que se integró a la marcha.
El contingente avanzó y luego de varios minutos, regresó a la plaza principal, donde realizaron un mitin y gritaron consignas hacia los malos gobiernos, que hoy tienen hundida en la violencia a la población.
En Morelia se esperaba que la marcha convocada a las 12:30 horas, se llevara a cabo en paz y sin incidentes, ya que era organizada por estudiantes universitarios.
Dos contingentes salieron a esa hora de polos opuestos de la Avenida Madero, pero a la misma dirección. El objetivo era concentrarse afuera de Palacio de Gobierno, en el primer cuadro de la capital michoacana.
Todo caminaba conforme a lo planeado. Ambos grupos de estudiantes recorrían ese trayecto de cerca de 2 kilómetros cada uno. Uno de los contingentes paraba por fuera de la sede del Palacio Legislativo, donde hicieron un pronunciamiento:
“La comunidad estudiantil de Michoacán, manifiesta públicamente, su profunda indignación, ante la creciente ola de violencia, que acosa al estado y a nuestros municipios, la cual ha sido tolerada, ignorada, minimizada, por las instituciones responsables de garantizar seguridad, la justicia y la estabilidad social”, enfatiza uno de los jóvenes al frente.
Y agregó: “El asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, ocurrió el primero de noviembre, así como el homicidio del líder de los limoneros, Bernardo Bravo Manríquez, perpetrado el 19 de octubre en Apatzingán y son solo los ejemplos recientes que se suman a una lista de alcaldes y líderes sociales, que han sido asesinados en el estado, en los últimos años”.
Al término de sus discursos, los jóvenes avanzaron una cuadra y se encontraron con el otro contingente de universitarios, congregados todos ya, afuera del Palacio de Gobierno, donde cantaron el Himno Nacional y lanzaron gritos de justicia.
Hasta ese momento todo estaba bien; sin embargo, la manifestación fue interrumpida por integrantes del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS), que generaron un escenario de violencia.
Los normalistas, integrantes del FNLS, destruyeron el cerco con vallas, que resguardaba el edificio principal del Poder Legislativo y destruyeron ventanas con piedras, palos, tubos, botellas y cohetones.
Los estudiantes decidieron retirarse y los integrantes de esa organización radical, también conformada por maestros, confrontaron al grupo de policías que ahí se encontraba, lo que derivó en enfrentamientos.
La principal avenida de la ciudad, circundada por edificios históricos de cantera, se llenó de gas lacrimógeno y se convirtió en un campo de batalla, que dejó cuatro jóvenes detenidos y una adolescente que pasaba por el lugar, herida, al ser golpeada por una piedra, lanzada por los normalistas.
Esa confrontación se alargó hasta las 7 de la tarde, cuando se anunciaba una manifestación más, pero en la cabecera municipal de Apatzingán.
En esa ciudad de la Tierra Caliente, centenas de personas se congregaron en dos grupos grandes: unos en la Plaza de los Constituyentes y otros en la Plaza Principal, donde al caminar se juntaron en un vértice y se dirigieron hasta el monumento a Lázaro Cárdenas.
Los manifestantes se sumaron al unísono de justicia por las víctimas de la violencia, de paz, de seguridad y de tranquilidad para su pueblo, para el estado y para todo el país.
“Amo mi ciudad, pero me avergüenzo de mi gobierno”, fue uno de los mensajes plasmados en una pancarta, de una joven que levantaba la voz de esa manera.
Apatzingán se sacudió cuando los pobladores recordaron a Bernardo Bravo y a Carlos Manzo, a quienes dijeron, “los asesinaron por callarlos y para que no denunciaran las injusticias, pero no contaban con que somos millones de mexicanos los que llevamos ese mensaje en una lucha social”, expuso, una madre de familia, mientras caminaba con sus dos hijos en brazos.
En ese municipio, Apatzingan, un grupo de alrededor de mil manifestantes incendió el Palacio Municipal, en el centro histórico de la ciudad. Los inconformes irrumpieron en el inmueble y arrojaron bombas molotov provocando un incendio que consumió parte del archivo municipal y oficinas administrativas.

“Carlos no murió, el gobierno lo mató”
En la noche del lunes 3, múltiples ciudadanos a bordo de vehículos salieron a la zona centro de Uruapan para rodear la alameda donde fue asesinado la noche del sábado el alcalde Carlos Manzo.
Los vecinos tocaron el claxon de los vehículos y portaban sombreros de ala ancha, en homenaje al edil independiente asesinado.
Además, coreaban la consigna: “Carlos no murió, el gobierno lo mató”. Esto, en referencia a que semanas antes de ser muerto a balazos, Carlos Manzo había solicitado públicamente ayuda al gobierno del estado y al Federal para combatir a los grupos criminales que operan en Uruapan. Sin embargo, no obtuvo respuesta y el sábado noche fue asesinado, a pesar de que contaba con 14 escoltas de la Guardia Nacional.
En los jardines de la alameda, donde se produjo el homicidio, los vecinos dejaron numerosas cartulinas y ofrendas florales exigiendo justicia tras el atentado que ha dejado a esta ciudad de más de 300 mil habitantes sin alcalde y en un clima de mucha tensión y miedo.
Luego de que terminara la protesta poco antes de las diez de la noche, la ciudad se quedó en completo silencio. Apenas se veían vehículos transitar por las calles, y a muy pocas personas, mientras que los pocos locales del centro que tenían sus puertas abiertas a esa hora, lucían prácticamente vacíos.
“Hay mucha incertidumbre y la gente prefiere resguardarse en su casa. No sabemos qué vaya a pasar ahora sin Carlos”, dijo la dueña de un pequeño restaurante del centro histórico. Junto a ella, una de las meseras que le ayuda a atender el local saltó exaltada tras escuchar el ruido de una caja que un camión de basura cercano tiró al suelo. “Estamos todavía muy espantados”, dijo llevándose la mano al pecho.
Así, cerró esta segunda jornada consecutiva de manifestaciones en Michoacán, tras el asesinato del alcalde que se nombraba así mismo “El Señor del Sombrero”.

“Su lucha fue pacífica”: esposa de Carlos Manzo
Grecia Quiroz García, esposa del alcalde de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, asesinado la noche del 1 de noviembre durante el Festival de las Velas, dijo que exigirá justicia para Carlos, para que su caso no quede impune; sin embargo, pidió a los ciudadanos que se manifiestan que no caigan en actos vandálicos.
“Yo les pido de favor, y en memoria de Carlos que, por favor, lo hagamos de manera pacífica, lo hagamos de una manera civilizada”, pidió en una transmisión a través de las redes sociales de su esposo.
Recordó que la lucha de Carlos Manzo no iba encaminada hacia hechos violentos, “Vamos a honrar su memoria. Ustedes más que nadie sabe, ustedes, sus seguidores, que su lucha siempre fue pacífica, que su lucha siempre fue de una manera civilizada. Él siempre estuvo en contra de la violencia y vamos a honrar su memoria”, destacó.
Quiroz García señaló que habrá muchos grupos que se van a aprovechar de su homicidio, por lo que insistió en no afectar al municipio ni a terceras personas.
“Estoy a favor de que tenemos que seguir alzando la voz, de que esta lucha va a continuar, de que el legado que dejó Carlos lo vamos a retomar. Vamos a seguir adelante con nuestro movimiento independiente del sombrero, eso ténganlo por seguro. Vamos a luchar, vamos a alzar la voz con quien tengamos que alzarla”, dijo.
En el video, agradeció las muestras de apoyo que ha recibido su familia por parte de la ciudadanía después del asesinato del alcalde.
Finalmente, mencionó que en próximos días se dará a conocer cómo es que va a continuar el movimiento independiente que inició su esposo para mejorar la vida de los ciudadanos de Uruapan.