Los Salgado, un mes sin pedir perdón
por homenajear a Figueroa
Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa y Jesús Guerrero
Se cumplió un mes de que el gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda homenajeó al ex gobernador, el priista, cacique de caciques y represor Rubén Figueroa Figueroa. Nadie ha pedido perdón… Tampoco se ha ido la secretaria de Cultura, Aída Melina Martínez Rebolledo.
Ha sido un mes de indignación, de repudio, de protestas y, a la vez, de silencio, de mentiras, de manipulación y de protección.
¿Por qué Salgado Pineda se resiste a pedir perdón por haber homenajeado a Figueroa Figueroa?
¿Por qué protege a Martínez Rebolledo?
Desde el gobierno de la familia Salgado parece que no consideran un error ni un disparate haber honrado a uno de los hombres más oscuros y despiadados de la historia reciente de Guerrero y, por eso, no sienten la necesidad de pedir perdón, de salir a disculparse.
Y, si desde el gobierno de la familia Salgado el homenaje no fue un error, en consecuencia, tampoco hay necesidad de destituir a la secretaria de la Cultura.
El gobierno de los Salgado está obligado a pedir perdón por ese homenaje y no, cómo se ha dicho tanto durante este mes, por ser un gobierno de izquierda, lo tiene que ofrecer porque es un agravio. Pero antes es necesario hacer una aclaración: el gobierno de la familia Salgado no es de izquierda, está muy lejos de serlo. Que repitan y que repitan que son de izquierda no los hace de izquierda. La izquierda se demuestra en los hechos.
Félix Salgado Macedonio y su hija, la gobernadora, no pueden ser considerados de izquierda. Sus trayectorias, sus comportamientos no lo justifican.
Salgado Macedonio desde que fue reportero tuvo un comportamiento lejano a la izquierda. Fue un reportero que se alineó al poder sin importarle principios éticos, se convirtió en reproductor de las mentiras oficiales y contribuyó en la manipulación. Nunca hizo periodismo, nunca buscó la verdad. Eso sí, buscó hacer dinero. Fue, como les gusta decir a los morenistas, un chayotero. Fue de esos que asaltaban —en ese entonces— con la grabadora y de los que se formaban en las oficinas gubernamentales para vender su silencio. Práctica que no ha variado ni un poquito. Como director de La Jornada Guerrero, diario que adquirió después de que fue alcalde de Acapulco, tenía una frase que definía su línea editorial: “Convenio mata nota”.
De reportero dio el salto a político. En 1988 se convirtió en diputado federal, fue senador, dos veces candidato a gobernador, alcalde, otra vez senador, otra vez candidato a gobernador y una vez más senador. Ahora no pierde la esperanza de volver a ser el candidato a gobernador por Morena, ni de concretar lo que sería un monumento al nepotismo: que su hija le entregue la gubernatura. En todo ese recorrido de cargos públicos nunca ha mostrado un comportamiento de izquierda. La izquierda, la verdadera izquierda, se mueve a partir de principios éticos, busca que la riqueza se distribuya entre todos, proteger e incrementar los derechos y las libertades, que las mayorías tengan vidas dignas.
¿Qué ha hecho Salgado Macedonio de izquierda? Nada: siempre ha sido un busca hueso.
¿Su hija, la gobernadora, qué ha hecho de izquierda? Sin comentarios.
Pedir perdón es necesario porque el homenaje fue un agravio para miles de víctimas del terrorismo que el Estado implementó en los años 70 y 80 en Guerrero y donde Figueroa Figueroa tuvo un papel destacado.
En su gobierno, la represión fue la única forma de ejercer el poder. En su periodo las desapariciones, los avasallamientos de pueblos completos, los asesinatos, los vuelos de la muerte, los desplazamientos, la persecución, fueron cosa de todos los días.
Que no se nos olvide: Figueroa Figueroa violó a Isabel Ayala, pareja de Lucio Cabañas Barrientos, cuando estaba detenida en el campo Militar Número Uno, en la Ciudad de México.
El perdón es necesario porque en el gobierno de Figueroa Figueroa no sólo se asesinó, se desapareció, se persiguió a los que se unieron a la lucha que encabezó el profesor Lucio Cabañas, a los hombres y mujeres que tomaron las armas pensando que podrían cambiar el régimen podrido que ofrecía el PRI.
El agravio que dejó el gobierno de Figueroa Figueroa no fue únicamente contra los hombres y mujeres de izquierda de ese tiempo, fue contra muchos inocentes, contra campesinos y campesinas y contra pueblos completos que no formaban parte de la guerrilla de Lucio Cabañas.
En una entrevista con la revista Proceso, David Cabañas, hermano del líder del Partido de los Pobres, afirmó que 75 por ciento de las personas asesinadas y desaparecidas durante la campaña de aniquilamiento a la guerrilla, emprendida por el Ejército “eran totalmente inocentes”.
El perdón es necesario porque de no hacerlo, el clan de los Salgado estarían sacando a Figueroa Figueroa del juicio social. De por sí nunca fue sometido a un proceso judicial y. ahora no se puede permitir que lo exoneren del juicio público.
No hacerlo serían un paso peligroso para todos, se estaría normalizando la crueldad, la represión, la violación. El mensaje sería brutal: al que asesine, desaparezca, no se le castiga, se le homenajea. El no pedir perdón sólo abona a la impunidad y, por lo tanto, a la repetición de los delitos.
Pese a todo, el clan de los Salgado parece que no piensa hacerlo, se está tapando los oídos, ignorando la indignación y operando para que este episodio sea superado rápidamente por otra tragedia, por otro escándalo.
La lucha armada de Lucio Cabañas comenzó precisamente por eso: por gobiernos sordos.
Lucio Cabañas no fue un inadaptado social que por puro capricho se subió a la sierra y se armó. No. Antes, fue un profesor que tuvo una participación política, social y comunitaria. Fue crítico pero siempre propuso cambios en los hechos en la forma de educar. Fue un líder que organizó a los campesinos para exigir precios justo por sus productos, organizó a pueblos para evitar la devastación de sus bosques ante la tala ilegal.
Se convirtió en guerrillero hasta el último momento, hasta que nadie lo escuchó.
En este mes, han sucedido por lo menos tres hechos que indican que el clan de los Salgado no ofrecerá el perdón a todos los agravios que está provocando el homenaje a Figueroa Figueroa.
El 27 de noviembre, el subsecretario de Desarrollo Político del gobierno de Guerrero, Francisco Rodríguez Cisneros se reunió en sus oficinas, en Chilpancingo, con un grupo de artistas, poetas, promotores culturales e integrantes de organizaciones sociales.
Les dijo —y quedó grabado— que la gobernadora iba a destituir a la secretaria de Cultura por el homenaje. Les dijo que estaban buscando al sustituto y se atrevió a decirles que lo buscaban entre la comunidad cultural. Ahora, lo niega todo.
Rodríguez Cisneros mintió y eso es grave, y es más grave desde su posición. Se supone que está en ese cargo para resolver problemas, no para mentir, para engañar.
En este momento lo importante es definir en qué momento mintió. Sí, porque pudo haber mentido ese 27 de noviembre o ahora. Es decir, ese 27 de noviembre, Rodríguez Cisneros sólo obedeció la instrucción que recibió —porque no se manda solo, porque no tiene voluntad, no tiene decisión, es un empleado— desde la oficina de la gobernadora donde sí tenían pensado destituir a Martínez Rebolledo.
Y después alguien, por ejemplo, Salgado Macedonio o la hermana de la gobernadora, Celeste Salgado Pineda, intervinieron y evitaron la destitución de la secretaria de Cultura. Y luego, como empleado que es, tuvo que salir a dar la cara y decir que no dijo lo que sí dijo. Es decir, salió a mentir.
O bien, ese 27 de noviembre les mintió, así sin ningún pudor, porque tampoco es la primera vez que lo hace. Pero saber eso en el gobierno del clan de los Salgado será casi imposible, gobiernan en las tinieblas, en la oscuridad, todo es secreto.
Será difícil saber si la gobernadora ya tenía tomada la decisión de destituir a Martínez Rebolledo y su padre y su hermana se lo impidieron. Es difícil saber pero es muy fácil imaginarlo.
Lo que sí está claro es que Rodríguez Cisneros es un mentiroso y debemos recordárselo, debemos elevar el costo político al máximo por mentir. Y por mentir, el subsecretario es un funcionario sin credibilidad, incapaz de ser interlocutor, ya nadie sabrá si lo que dice es verdad o es mentira, porque de ahora en adelante, todo lo que salga de su boca tendrá la rúbrica de la mentira. Rodríguez Cisneros debería irse del cargo, ya su presencia resulta irrelevante.
Otro hecho que indica que el clan de los Salgado no está dispuesto a pedir perdón por el homenaje a Figueroa Figueroa, es toda la operación que armó el presidente de la Junta de Coordinación Política, otro empleado de la familia del poder, Jesús Urióstegui García.
Desde la Jucopo, Urióstegui García maniobró para evitar que Martínez Rebolledo compareciera ante el Congreso local como parte de la glosa del cuarto informe de gobierno de Salgado Pineda, pese a que la presidenta de la Comisión de Cultura, la perredista Erika Isabel Guillén Román, la solicitó el 26 de noviembre de 2025.
La misión que le asignó el clan de los Salgado a Urióstegui García fue evitar a cualquier costo la mínima posibilidad de que algún diputado o diputada cuestionara a Martínez Rebolledo sobre el homenaje a Figueroa Figueroa.
¿Por qué proteger con todo el aparato gubernamental a una secretaria que ha dado resultados tan raquíticos?
¿Qué intereses del clan de los Salgado se esconden en la Secretaría de Cultura?
¿Qué les opera Martínez Rebolledo, desde Cultura, a los Salgado que les resulta trascendental mantenerla en el cargo?
El último hecho ocurrió apenas hace unos días, Salgado Macedonio dio una entrevista donde no sólo respaldó a Martínez Rebolledo, sino dijo que era una “muy buena secretaria”.
Esta declaración la entendieron mucho como el final de la discusión; “el mandamás ya decidió” y Martínez Rebolledo se queda. La interpretación tiene mucho sentido si ponemos en contexto el papel que juega Salgado Macedonio en el gobierno de su hija.
Es muy probable que Salgado Macedonio haya impuesto a Martínez Rebolledo en el cargo, porque lo hizo en muchas más secretarías. Para nadie es un secreto que el gabinete del gobierno de Salgado Pineda está lleno de los incondicionales, los socios, cómplices, amigos y compadres de su padre. Incluso, esa declaración debe ser como leña para la fogata: debe prender aún más la indignación, la presión, el coraje por haber homenajeado a un hombre que tanto agravió a Guerrero.
Chirrionazo
El primer capítulo de la novela protagonizada entre el alcalde Gustavo Alarcón Herrera y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda terminó. Nos referimos al anunció de la realización de la Feria de Navidad y Año Nuevo que ahora dicen se celebrará con un súper blindaje hasta los dientes.
¿Pero quién garantiza que esta festividad se desarrollará en paz?
¿Acaso Gustavo y Evelyn hicieron caso de la recomendación que les hizo el obispo José de Jesús González Hernández de pactar con los líderes de las organizaciones criminales?
Lo que nos llamó la atención fue que durante la discusión la gobernadora utilizó a Rodríguez Cisneros y a la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz para las negociaciones, pero al final todo se resolvió con una foto de ella con el alcalde en su despacho.
Reunión que por cierto el alcalde difundió, ella ni el gobierno estatal no.












