El oficio de voceador agoniza
junto al periódico impreso

Eduardo Yener Santos
Todos los días, a las 5:30 de la mañana, Antonio Navarro Francisco llega a las oficinas de la Unión de Voceadores de los Bravos, en la calle Abasolo 98 de la colonia Ruffo Figueroa, en Chilpancingo.
Llega en su Volkswagen clásico, “digno de un voceador”, dice en un tono socarrón. De inmediato llega a acomodar los 200 ejemplares de El Sur; los 150 o 200 de Vértice, los 100 de El Guerrero. Los dobla, los acomoda y sale a distribuirlos. También vende El Diario de Guerrero, pero este lo recoge directamente en sus oficinas.
También llegan otros voceadores, unos caminando y otros en bicicleta con canastilla, algunos, los más jóvenes, quienes son hijos de voceadores adultos mayores, andan en motocicletas.
Los 30 voceadores que llegan a estas oficinas se llevan unos 800 periódicos impresos, tres locales y uno regional. Es la producción que de lunes a viernes se reparte.
De los costos, dice Antonio Navarro, las empresas periodísticas dan precio de 50 por ciento a los voceadores. El Diario de Guerrero lo compran en tres pesos con 50 centavos y lo venden en siete; Vértice a cuatro pesos para venderse en ocho; El Guerrero lo compran a tres pesos y lo dan a seis.
El Sur, se los venden a seis pesos y los voceadores lo ofrecen en ocho, “es al que menos se le gana”, lamenta Antonio y afirma que todo lo que se invierte es a fondo perdido, porque periódico que no venden tampoco lo pueden regresar.
Esta es la rutina de Antonio Navarro desde hace 39 años, más de dos tercios de su vida. Comenzó a vender periódicos cuando aún era un niño, a los 14.
Antonio Navarro es de los pocos que aún queda. Sí: de más de 160 voceadores que había en Chilpancingo sólo quedan 60, la mayoría ahora son hombres y mujeres de más de 60 años de edad.
“Cada día observo a menos compañeros, antes miraba como a 160 voceadores en la explanada de la cancha de la Ruffo Figueroa y ahora sólo a cerca de 60”, dice.
El oficio de voceador está agonizando, igual que el periódico y la revista impresa. Las nuevas tecnologías no sólo han avasallado a la industria editorial, sino a todo un sector que durante muchos años ha puesto en las manos de los lectores las noticias de las ciudades: el voceador.
Para lectores en papel impreso y periodistas, la disminución de periódicos impresos es nostalgia, pero para los voceadores de la capital significa la pérdida de su empleo.
Sin los impresos, apenas sobreviven
Antonio Navarro siempre ha vivido de la venta de periódicos, pero ahora ya no es su único empleo. La caída de las ventas ha sido vertiginosa en los últimos años.
Eso lo obligó a montar con su familia un puesto de venta de cena en su casa. Desde hace tres años ofrecen antojitos mexicanos, como tacos y enchiladas, para obtener más ingresos económicos.
Así como él hay muchos voceadores que han tenido que montar negocios paralelos y muchos más de plano han dejado de vender periódicos.
“Los periódicos y las revistas impresas no pueden hacer frente a los medios de comunicación digitales y las redes sociales, que ahora están al alcance de todos en teléfonos celulares y computadoras”, dice Antonio.
Antonio Navarro afirma que después de la pandemia de Covid 19 se encumbró la convivencia a través de redes sociales y frenó la impresión de medios y, con ello elevó más la crisis económica para los voceadores.
La cantidad de periódicos impresos disminuyó considerablemente a inicios de 2020 con la pandemia.
Voceadores recordaron con nostalgia tres medios impresos que eran los más populares en esta ciudad y, en consecuencia los más vendidos: Novedades Acapulco, El Sol de Acapulco y diario La Tarde de esta ciudad, los cuales ya dejaron de imprimir.
No obstante, opina Antonio Navarro, la crisis en el consumo del periódico impreso también es cultural y que la desaparición del periódico en papel sería el fin de una tradición de lectores y de una sociedad activamente informada.
La caída en la venta de periódicos se puede cuantificar: hace años, recuerda Antonio Navarro, había 10 locales de venta de periódicos y revistas en la parte centro de la ciudad, ahora hay tres, uno de ellos es de él, ubicado en la esquina de la iglesia de la Asunción, donde aún gente adulta acude a comprar uno o dos periódicos impresos.
En los últimos cinco años en la capital, dice Antonio Navarro, han dejado de imprimir seis periódicos locales como: Expresión Popular, El Reportero, Diario del Centro, Primero de Guerrero, La Realidad, Objetivo y Prensa Libre.
Y plantea un escenario nada alentador: en los próximos cinco años, dos medios locales más, Vértice y El Sol de Chilpancingo, podrían dejar de imprimir sus ejemplares diarios.
Para Antonio Navarro ser voceador significa mucho, porque con la venta de periódicos tuvo un trabajo digno para vivir.
El voceador opina que pertenecen a una rama del periodismo olvidada, porque no reciben apoyo de nadie ni de los dueños de los periódicos, ni de los sindicatos u organizaciones de periodistas.
La caída de lectores
El Módulo de Lectura (Molec) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) registró una reducción del 14.6 por ciento en lectores entre 2015 y 2024.
Según esta encuesta del Inegi la lectura de historietas, revistas, libros y periódicos cayó, mientras que las páginas de internet, foros y blogs registró un aumento en los últimos 10 años.
La crisis que enfrentan los periódicos impresos en México no es menor, pues el porcentaje de consulta pasó de un 49.4 por ciento en 2015 a 17.8 por ciento en 2024: una caída de 31.6 por ciento.
Otro gran impacto se registró en las revistas, que pasaron de ser consultadas por un 47.2 por ciento de la población en 2015 a sólo 21.7 por ciento en este 2024.
Sin embargo, en este mismo periodo de tiempo la lectura de páginas de internet, foros y blogs —sin considerar redes sociales como Facebook, WhatsApp o Instagram, dice al encuesta— registró un aumento mínimo: del 1.4 por ciento, al pasar de 37 en 2015 a 39.4 por ciento en 2024.
De acuerdo con el Inegi, la lectura de periódicos se registró en todos los grupos de edad establecidos una reducción, pero el desplome más severo se reportó en el grupo de edad que va de los 35 a los 44 años de edad, en donde pasó de 63.8 por ciento en 2015 a sólo 22.1 por ciento en 2024.
Noticias de calidad
Todas las mañanas, Dolores Salmerón Tapia, se sienta en una de las jardineras del zócalo de Chilpancingo. En ella expande los periódicos: El Sur, Vértice, Diario de Guerrero. Hasta ahí llegan los pocos clientes que le quedan.
Dolores es originaria de Estado de México, llegó a vivir a la capital en la década de 1980 y desde hace 15 años comenzó a vender periódico en el centro.
Cuando inició, Dolores vendía entre 50 a 70 periódicos diarios, ahora, dice, logra vender 33 ejemplares “cuando bien le va”, porque ha conservado sus clientes.
Dolores piensa que la calidad de escribir al comunicar una noticia periodística es un factor importante en la venta del periódico impreso.
Y propone que los periodistas de la ciudad y del estado deberían emprender un proyecto para seguir con la existencia del periódico impreso, ya que afirmó que aún hay gente que desea leer e informarse en papel.




