Marionetas de
la guerra

 

Samuel Inés Castro*

 

¿Qué está sucediendo en el mundo hoy?
Hay algo malo en el mundo, y sabemos qué es.
Siempre ha estado.
Pensamos que la maldad es mucho peor ahora,
pero no… todavía no la conocemos.
La maldad ha pasado por la mente de todos,
las ha convertido en mentes de destrucción.


Esas mentes han iniciado la guerra,
antes presumiendo sus marionetas,
mostrando su poder de destrucción
y riéndose con orgullo.
Después, las mandan a actuar en la guerra,
a una muerte desgarradora.
Pero alguien lo permite.


Levántate, mi gran amigo,
toma mi mano.
Tu mundo ha sido cambiado,
es otro, el cual vas a conocer.
No más años de lágrimas.


La maldad ha vencido y la paz ha sido su disfraz.
La guerra ha terminado…
para otros no,
pues no terminó con ellos.
Alguien está riéndose de las desgracias de la guerra,
se salió con la suya sin poner un solo dedo.
Pero alguien lo permite.


Gente disfrutará la guerra al ver imágenes, leer la historia,
mientras las marionetas de la guerra sintieron el dolor de sus heridas y conocieron la muerte.
¿Qué es la muerte?
¿La tienes que conocer primero para tener una respuesta?
Nadie la quiere conocer,
pero algún día la conoceremos.
Ellos fueron obligados a conocerla demasiado pronto.
Pero alguien lo permitió.


Reyes y altos generales cenan después de la guerra,
victoriosos o no, pero aún con poder,
mientras las familias de las marionetas lloran en un cementerio.
¿Quién los asesinó?
¿Por qué la guerra?
¿Qué razones hay para ello?
¿Son solo caprichos?
¿Vale la pena ser una marioneta,
en la cual nadie te garantiza regresar?
¿Después de la guerra se arreglan los problemas
por los cuales se inició?


Los que logran regresar dicen:
“No puedo olvidar nada.
La guerra ha tomado mis piernas.
La guerra ha tomado mi brazo.
Los dejé enterrados en algún lugar donde combatí.
También tomó mi familia, mis amigos, mis sueños.
No fui un patriota, fui una marioneta en un circo.”
Pero alguien lo permitió.


La guerra destruye, no construye.
Lo que toma años en construirse,
a ella le toma momentos destruir,
por mentes de destrucción.
Pero alguien lo permite.


La historia ha dejado muchas lecciones,
pero ni aún así nos corregimos.
Solo la repetimos.
Pero todo acabará un día,
y el que lo permitió… lo acabará.

 

 
 
*Samuel Ines Castro es estudiante de preparatoria en el Centro de Educación, Arte y Cultura Paulo Freire.
 
 
 
 


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