Parece que fue "bombardeado",
dice vecino de fraccionamiento afectado
por hundimientos en Chilpancingo 

 

Jesús Guerrero Salgado


En el interior de la habitación de una casa en el fraccionamiento Las Casitas se escucha el ladrido de un perro. Por la rendija de la puerta cerrada con un candado se distinguen las grietas en las paredes de una habitación. El perro advierte que hay gente cerca de la entrada y ladra con más fuerza.

La vivienda y el perro fueron abandonados por sus dueños.

En esta misma calle reducida, hay al menos otras cinco casas con hundimientos tanto en el piso y las paredes. Todas están deshabitadas.

Los ladridos del perro no cesan porque a lo mejor al escuchar los pasos de la gente piensa que llegaba su dueño para llevárselo o darle de comer. 

Desde 2013, los habitantes de las colonias del norponiente de Chilpancingo viven no solamente pendientes de la inseguridad, la carencia de servicios públicos y las dificultades para buscar el sustento económico que enfrentan, estas familias viven intranquilos ante el peligro de que sus casas colapsen.

Los fenómenos meteorológicos, desde el huracán Ingrid y la tormenta Manuel en 2013, el huracán Otis en 2023 y Jhon en 2024, además de los sismos de septiembre del 2017 y del 2021 devastaron casas, calles, drenajes, postes de luz y tomas de agua.

En su último informe de marzo de este 2025, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SIRPC) consideró que 16 colonias ubicadas en 58 hectáreas conforman un “polígono de riesgo” derivado del desplazamiento de laderas provocados por la actividad hidrometeorológica y sísmica.

La SGIRPC determinó que 315 viviendas ya son inhabitables, 317 tienen riesgos moderados y otras 817 enfrentan riesgo ligeros.
El informe oficial no habla de las calles que están agrietadas, postes de luz de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) deladeados que en cualquier momento pueden caer.

 

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Son las 10 de la mañana. Dos niños salen de una vivienda que tiene cuarteaduras. Se trata de una casa de material ubicada en la calle Acapulco, en la colonia Ampliación San Rafael Norte.

“Precaución, zona de alto riesgo”, dice un letrero en la barda de una casa vecina que ya está a punto de caer y por esa calle agrietada caminan los niños.

El ruido de un dron que es volado a control remoto distrae a la comitiva que recorre las calles.

“Seguro es un dron que lo está volando Protección Civil que está checando la zona afectada”, dice uno de los vecinos. 

Un edificio de tres pisos pintado de color guinda está casi reclinado hacia el lado izquierdo donde una casa ya se vino abajo. “Salón de fiestas el Toronjil”, dice un letrero pintado en la fachada del inmueble.

“Aquí parece que hubo un bombardeo”, dice la líder de la Ampliación San Rafael, María del Socorro Morales Cruz, quien recorre con su vista la calle Acapulco que apenas hace unos años fue pavimentada, pero ahora luce agrietada, con pedazos de cemento tirados y un poste de luz deladeado.

La CFE tiene los reportes de cuando menos 10 postes de luz casi a punto de caer en esta zona pero no acude a repararlos.

El empresario Dagoberto Morales Ávila dijo que el edificio en donde está su negocio de salón de fiestas “El Toronjil” lo abandonó desde el 2022 porque empezó a sufrir afectaciones en sus estructuras.

La empresa Toronjil tiene otras dos sucursales en diversos puntos de Chilpancingo. El cierre de la sucursal ubicada en la calle Acapulco en la Ampliación San Rafael derivó en el despido de 18 trabajadores.

 


“Construir este edificio y toda la infraestructura me costó 3 millones de pesos y seguramente ya no lo vamos abrir porque (el inmueble) se va a caer con cualquier sismo o alguna inundación por lluvias”, dijo el empresario.

En la calle Acapulco, cinco familias no han abandonado sus viviendas entre las cuales están dos parejas de ancianos que casi no pueden caminar.

Los adultos mayores no tienen otro lugar dónde vivir.

“El gobierno debería de atender a este grupo de adultos mayores ya que una pareja de ellos viven en una casa que está a punto de caer”, dice el empresario.

Morales Ávila perdió uno de sus tres salones de alquiler para fiestas y comidas, pero familias de este territorio también la están pasando muy mal porque se quedaron sin techo en donde vivir.

La profesora María Luisa Arcos Nava adquirió en el 2000 a través del Fondo de Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales al Servicio de los Trabajadores del Estado (Fovisste) un crédito de 190 mil pesos para un departamento en uno de los siete edificios de Casas Geo y en 2010 terminó pagándolo en 490 mil pesos.

María Luisa se jubiló el 1 de octubre de 2012 y hace cuatro años abandonó su departamento ubicado en el segundo piso del edificio J de Casas Geo, desde entonces renta una vivienda.

“Mi departamento tiene cuarteaduras y hundimientos y es imposible vivir ahí”, dice la profesora jubilada quien está enferma de diabetes e hipertensión arterial.

Con un legado de 32 años de servicio al frente de grupos escolares en distintas escuelas de educación secundaria, María Luisa Arcos cuenta que en la delegación estatal del Fovissste en Acapulco le dijeron que ya no le pueden reponer su vivienda porque ya la pagó.

La profesora acudió a las oficinas del Fovissste para ver la posibilidad de que le repusieran la vivienda o le dieran un nuevo crédito pero la respuesta que le dieron es que le fuera a reclamar a la empresa que construyó su departamento.

“Aquí se paga la mercancía y una vez saliendo ya no se admite devolución o reposición me dijo en tono burlón una funcionaria del Fovissste “, contó la profesora.

La profesora jubilada recibe una pensión de 12 mil pesos al mes y de esos 6 mil 500 pesos lo utiliza para la renta de su vivienda y el resto del dinero lo destina para  el pago de los servicios de agua, luz y la compra de su despensa.

 


“Pagué rápido mi crédito al Fovissste porque adelantaba mis pagos con mi aguinaldos, bonos y otras compensaciones por mi desempeño profesional que recibía pero eso de nada sirvió ya que me quedé sin casa”, lamentó.

Rosa Patricia Cruz Torres, otra de las afectadas de Casas Geo, dice que vivir en esta zona es estar en constante miedo pero que no pueden salirse porque su familia no podrá pagar la renta de una casa.

La mayoría de los habitantes de esta colonia que se fundó en el 2000 tienen fuertes deudas con el Fovissste o Infonavit, instituciones que han sido señaladas por los beneficiarios de un crédito de vivienda como “agiotistas” y coludirse con empresas que construyen casas de mala calidad.

En 2002, las familias de Casas Geo, protestaron porque la empresa se le “olvidó” construir tanques de almacenamiento de agua en los edificios.

Rosa Patricia Cruz obtuvo un crédito en el Fovissste de 300 mil pesos y la deuda se disparó hasta los 900 mil pesos por los réditos acumulados a lo largo de los años.

“No terminamos de pagar el crédito y aún con miedo aquí estamos. No tenemos para pagar la renta de una casa”, dijo entrevistada en el estacionamiento de este complejo habitacional en donde se ve un edificio completo con departamentos deshabitados.

Las cuarteduras en los muros y trabes en alguna de las construcciones son visibles.

A unos 500 metros de Casas Geo está la colonia vecina de Villas Tlalmeca que casi está pegada a las faldas de un cerro en donde sus habitantes se salieron de sus casas que están casi a punto de caer.

En una de las calles que está cubierta de follaje se ve una sanja de varios metros y de acuerdo al líder de esta colonia Jesús Victoria Ríos, esta grieta forma parte de la falla geológica que cruza toda la franja de la zona norponiente de Chilpancingo y que ha provocado la devastación.

Desde este cerro de la colonia se aprecia una parte de la extensión de Chilpancingo lo que resulta agradable, dice Jesús Victoria quien junto con su familia se desplazó hacia otra zona tras la pérdida de su casa.

“La casa ya está volando, es inhabitable. Toda esta zona que es un desastre hay 30 casas colapsadas “, indica Jesús Victoria.

La profesora Maura Plascencia, vecina de esta colonia y que también abandonó su casa pero acude a ella para darle de comer a su perro.

“Nos desalojaron porque aquí ya no se puede vivir; por las noches se escuchan tronidos en toda esta parte donde hay grietas, indica Maura.

Las colonias más afectadas es la Tlacaelle y Siglo 21 donde decenas de casas están prácticamente destruidas y muchas de sus calles son intransitables porque están colapsadas.

De acuerdo a la SGIRPC, en la Siglo 21, hay 45 viviendas deshabitables y en la Tlacaelle 35.

En su informe de marzo de este año la SGIRPC, indica que las causas de los agrietamientos ( en las colonias del norponiente) se deben al régimen hidrológico, ya que no se ve un adecuado desalojo de las aguas tanto pluviales como domésticas lo que agrava la situación a la actividad humana consistente en la implementación de retajes, rellenos y plataformas para construcción de viviendas que debilitan y el cambio de facies geológica en la zona.

La SGIRPC pidió a que en esta zona de Chilpancingo ya no se construyan más viviendas porque se prevé la evolución de más agrietamientos y la aparición de nuevas fallas geológicas lo que podría generar más deslizamientos.

Desde a principios de 1980, en la zona norponiente de Chilpancingo que eran terrenos de cultivos de maíz, frijol, calabaza y pasto para el ganado, se empezaron a fundar colonias populares sin una planeación urbana.

Líderes del PRI con tal de garantizar votos a los candidatos priístas a gobernadores, alcaldes de Chilpancingo, senadores, diputados locales y diputados federales, llevaban a pobladores a invadir franjas de terrenos de esta zona en donde hasta antes de 1980 la  única colonia que estaba asentada era la Hermenegildo Galeana junto con la aereopista y el hangar de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) ahora Fiscalía General de la República.

 


“No es tan grave”, asegura alcalde 

La líder de la colonia Ampliación San Rafael, María del Socorro Morales, dijo que por los agrietamientos que hay en esta zona también han sido afectados los edificios de una escuela primaria, otro de educación preescolar y un centro de salud.

Los niños del kínder y de la escuela primaria reciben clases en otra zona de Chilpancingo y la clínica de salud funciona en una casa particular que es rentada en la colonia vecina de Ciudad Industrial.

María del Socorro denunció que cuando acuden con funcionarios para hacerles saber de sus demandas los reciben con burlas e ironías.

Puso el ejemplo de una reunión que recientemente tuvieron los líderes de las colonias con el alcalde Gustavo Alarcón Herrera quien les dijo que el problema que tenían “no era tan grave”.

“La gente se molestó mucho e incluso se le dijo que ojalá él y su familia se vinieran a vivir aquí”, contó María del Socorro en entrevista.
Mencionó que hasta el momento ni la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, así como Gustavo Alarcón Herrera les dan una respuesta a su demanda de reubicación de cientos de familias que ya no pueden vivir en sus casas colapsadas.

El subsecretario de Asuntos Políticos, Francisco Rodríguez Cisneros quien es el principal operador político de Evelyn Salgado, ya los atendió y les prometió que en una próxima reunión les daría una propuesta de solución.

“Nos fijó (Francisco Cisneros) una nueva cita a la que llegamos pero él mandó a funcionarios de varias instituciones quienes sólo fueron a escuchar lo que antes le habíamo dicho a él y eso lo vimos como una burla”, expresó doña María del Socorro.

La coordinadora de Representaciones de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Aurora Muñoz Martínez, junto con los líderes de las colonias recorrió la zona afectada y a los colonos les hizo la propuesta de que buscaran un terreno sin situación de riesgo y el gobierno federal se encargaría de pagarlo y construirles una vivienda.

La gente aceptó la propuesta e incluso dijeron que aunque les dieran un cuarto ellos lo aceptarían.

“Pero es la hora de que la funcionaria (Aurora Muñoz) ni nos contesta la llamada telefónica”, dijo doña María del Socorro.