Plan de reconstrucción de Acapulco
ignora lo que está fuera de la zona turística

 

Ramón Gracida Gómez

Un Acapulco: campesinos de los Bienes Comunales de Cacahuatepec acarrean agua de pozos artesanales en cubetas y en ánforas sobre burros hacia sus casas mientras que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) construye cerca de ellos pozos radiales para extraer agua del río Papagayo que será distribuida en la zona turística.

Otro Acapulco: ambientalistas y artistas, las clases medias, buscan un área verde en la mancha urbana sin árboles desde el huracán “Otis” mientras que la Secretaría de Marina (Semar) convierte el Jardín del Puerto en un centro comercial.
Las obras federales tras el paso del huracán categoría cinco en octubre de 2023 y el meteoro “John” de septiembre de 2024 están generando conflictos sociales en la ciudad, resucitando otros y agudizando sus contradicciones.

El gobierno federal encabezado por la morenista, Claudia Sheinbaum Pardo, avanza en los proyectos que forman parte del programa “Acapulco se transforma contigo”, anunciado en enero pasado, a la vez, entran en la transformación del municipio en un Centro Integralmente Planeado (CIP).

Agua, cerros con una vista privilegiada, negocios a orilla del mar, recursos naturales convertidos en los más de ocho mil millones de pesos prometidos por la presidenta de México para la reconstrucción de Acapulco que están fluyendo aún no se sabe hacia quién.

Es la amalgama del nuevo Acapulco que convive con el antiquísimo problema de rapiña institucional y empresarial que ha erigido cinturones de pobreza y zonas inaccesibles por la violencia.

 


 

Primer acto. El 31 de julio, altos mandos de la Guardia Nacional en el país recorrieron las instalaciones de uno de los 20 cuarteles construidos en Acapulco, erigido dentro del parque nacional El Veladero, un Área Natural Protegida (ANP), mientras eran reportados varios homicidios hasta alcanzar la cifra de 13 en 24 horas.

La edificación de 20 cuarteles de la Guardia Nacional por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) fue el arranque de las obras que modificaron la imagen urbana del municipio después de “Otis”.

Varios de ellos generaron protestas por la ubicación, como el Centro Cultural en la avenida Costera, que finalmente no se construyó por presión de la comunidad artística y, el Centro de Convenciones, donde finalmente fue concluido un cuartel reduciendo aún más el espacio de este recinto.

¿A qué militar se le ocurrió deforestar El Veladero, tan dañado por los fuertes vientos del 25 de octubre de 2023, para construir un cuartel de la Guardia Nacional arriba de la colonia Paraíso Escondido?

Segundo acto. El primero de agosto, campesinos de la localidad de Aguacaliente irrumpieron en un campamento de contratistas a orilla del río Papagayo para detener las obras de tres nuevos pozos radiales con los que buscan abastecer a la zona urbana de Acapulco.

Una de las demandas más sentidas de la población acapulqueña es el suministro del agua, por ello la Comisión Nacional del Agua (Conagua) construye tres nuevos pozos radiales que van a sustituir al viejo Sistema Papagayo II, que data de hace 50 años.
Sin embargo, en menos de 10 días, el proyecto con un costo superior a los 800 millones de pesos, generó cuatro protestas de distintas comunidades pertenecientes a los Bienes Comunales de Cacahuatepec.


 
 

Los primeros, los integrantes de Aguacaliente, cuya ribera del río Papagayo será la sede los nuevos pozos radiales, negociaron a cambio de su anuencia obras en beneficio de su pueblo, la más sentida, la pavimentación de su carretera dañada por las fugas de sistema Papagayo I de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA).

El 5 de agosto, Samantha Valeria Colón Morales, también de Aguacaliente, conmemoró el cuarto aniversario de la desaparición del integrante del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la presa la Parota (Cecop), Vicente Iván Suástegui Muñoz, pronunciándose en contra de los tres pozos radiales, un “proyecto de muerte como la presa la Parota”.

El 7 de agosto, el Comisariado de los Bienes Comunales de Cacahuatepec, Efraín Dorantes Vélez, encabezó a campesinos que tomaron por cuatro horas el sistema de captación Papagayo II.

El 10 de agosto, integrantes del Cecop provenientes de distintas comunidades criticaron el avance de la construcción de los pozos radiales sin antes resolver el abastecimiento de agua potable en las comunidades colindantes al río Papagayo.
Marco Antonio Suástegui Muñoz, vocero del Cecop, se había pronunciado en contra de los tres pozos radiales.

Suástegui Muñoz, baleado el 18 de abril y fallecido siete días después en un hospital, también se pronunció en contra del Marinabús, cuya estación forma parte del proyecto de remodelación del Jardín del Puerto.

Junto con la presidenta de México, el titular de la Semar, Raymundo Pedro Morales Ángeles, informó el 23 de julio que en el Jardín del Puerto y la estación del Marinabús, posiblemente inaugurados en diciembre próximo, se están invirtiendo 170 millones de pesos.

  
 
 

“Al puerto de Acapulco le vamos a dar una vocación netamente turística”, destacó el almirante, con 670 millones de inversión pública y 680 millones de pesos más provenientes del sector privado.

Además de su oposición a los proyectos de Marinabús y los pozos radiales, Suástegui Muñoz, representante de la Asociación de Turisteros en Defensa y Rescate de Playa Icacos (Tuderpi) comenzaba a forjar un liderazgo entre los prestadores de servicios que demandaban ser incluidos en la toma de decisiones del nuevo Acapulco, otro de los conflictos vivos de qué hacer con miles de personas, de los sectores más marginados de la ciudad.

A casi cuatro meses del atentado, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha dicho nada del crimen, pero la voz del vocero del Cecop fue silenciada en los albores de estas obras millonarias proyectadas por el gobierno y el capital privado.
Tercer acto. El 11 de agosto, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su conferencia matutina desconoció espacios destinados a grupos culturales dentro del nuevo Jardín del Puerto y avisó que llamará a Sebastián Ramírez, titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), organismo público al mando de la franja costera por orden presidencial.

Una malla negra esconde la obra de la Administración del Sistema Portuario Nacional Acapulco (Asipona Acapulco), que “rehabilita el Jardín del Puerto para brindar espacios públicos a favor de los acapulqueños y sus habitantes”, asegura la manta expuesta en la avenida Costera.

“Hay que hacer algo”, se replica en los distintos Acapulcos que existen; los jóvenes conscientes, los profesionistas, los habitantes de las zonas pobres, inconexos entre sí por años y años de desigualdad.

Cansados de mesas de trabajo para aparentar una consulta popular, la sociedad civil acapulqueña se difumina en sus buenas intenciones.

¿Y los demás problemas? Fraccionamientos en zonas inundables, colonias en riesgo a sufrir un alud de piedras, sobreviven a cada torrente de lluvia.

Cuarto acto. Los vecinos de la colonia Ciudad Renacimiento conviven con la pestilencia de las aguas residuales, los turistas esquivan los escombros de la remodelación de la avenida Costera y los guardias nacionales observan desde el camión urbano, el módulo del Asta Bandera o la banqueta.