El caso de la doctora Adela Rivas,
un largo camino de la impunidad

Emiliano Tizapa Lucena
A casi nueve años de la desaparición y homicidio de la doctora Adela Rivas Obé su familia continúa sin hallar justicia y sigue siendo revictimizada por el Estado mexicano.
La médico cirujano con el cargo de directora de una micro zona investigaba por órdenes de sus superiores el robo de medicamentos en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss) en la Costa Grande de Guerrero cuando ocurrió el crimen.
Por el homicidio doloso hay un responsable sentenciado a 38 años de prisión desde 2018, pero la familia ha solicitado reiteradamente justicia y una investigación a fondo, para que el Imss reconozca que Adela Rivas, originaria de Atoyac de Álvarez, fue asesinada por su labor en una auditoría en la que descubrió el robo de medicamento en la farmacia de una clínica de Petacalco.
Sin embargo, ahora el instituto en una nueva investigación interna del caso pretende recargar los datos de prueba en la familia de Rivas Obé y con ello, simular que se investigó este crimen que sigue siendo un ejemplo de la corrupción en el sistema de salud mexicano.
Adela Rivas Obé trabajó en el hospital del Imss Vicente Guerrero en Acapulco como médico cirujano en el área de urgencia y alumbramientos, la gran parte de sus 25 años laborados para la institución lo hizo ahí. Tres años antes de que fuera asesinada, concursó por un espacio para una Dirección de micro zona en la región de la Costa Grande, que correspondía a las clínicas ubicadas en Petatlán, Papanoa, Zihuatanejo, La Unión y Petacalco.
Cuando Adela Rivas asciende de puesto cambió su sede de trabajo, de Acapulco pasó a vivir sola en Petatlán; de lunes a viernes trabajaba en la Costa Grande, mientras sus dos hijos estudiaban y trabajaban en Acapulco, a quienes visitaba los fines de semana. Era una rutina de Adela llegar a Acapulco las tardes de cada viernes y los domingo volver a su centro de trabajo.
Bolívar Darío Rojas Rivas, hijo mayor de Adela, recuerda que en 2016 su hermano Emiliano estudiaba y él con 23 años de edad trabaja para el área editorial del periódico El Sur Acapulco.
“Cuando nos enteramos de la desaparición, mi mamá le comenta a mi hermano que iba a hacer una auditoría a una clínica de Petacalco. Nada más le comenta eso y le dice que se va a venir el jueves 22 (de septiembre de 2016 a Acapulco). A ella la comisionan a hacer una auditoría en una de las clínicas a su cargo, su jefa inmediata, María Teresa Díaz Martínez, porque en la clínica de Petacalco tenían un faltante de medicamentos controlados. No de paracetamol y todo eso, sino medicamentos muy potentes que no están a la distribución al público y se requiere una receta médica. La investigación que realiza mi mamá es del lunes 19 de septiembre al jueves 22 de septiembre, que es cuando cierra ella su investigación y se iba a trasladar de allá de Petatlán para Acapulco”.
Sin embargo, Adela jamás volvió aquella noche del 22 de septiembre de 2016 a su casa en Acapulco. Los hijos de Adela se preocuparon por no tener noticias de su madre y, aunque lo intentaron, desde aquel día ninguna llamada entró a su teléfono celular.
Desconcertados por su ausencia y porque no llegó a casa el viernes como acostumbraba, la familia de Adela Rivas viajó a Petatlán para buscarla el sábado 24 de septiembre, ahí encuentran sus maletas listas para viajar en el cuarto que rentaba, pero no hallaron ningún rastro de ella.
Bolívar Darío preguntó en un restaurante cercano al hospital de Petatlán donde sabía que Adela comía frecuentemente y, una de las señoras que vendía en el lugar le contó que el jueves temprano Adela desayunó ahí y que además le dijo que iría a Zihuatanejo a dejar unos documentos, que volvería a Petatlán y después regresaría a Acapulco.
La familia de Adela siguió esa pista, acudió a la clínica 8 del Imss en Zihuatanejo donde mediante las cámaras de seguridad confirmaron que alrededor de las 11 de la mañana del jueves 22 de septiembre de 2016, Adela entró al hospital y después de una reunión burocrática salió de la clínica a las 12:40 del día. Pero hasta ese momento, nadie sabía más de ella.
De acuerdo con la carpeta de investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE), Edgar Arturo Cuéllar Bravo, quien era el encargado de la farmacia de la clínica de Petacalco, municipio de La Unión, estuvo merodeando y acechando a Adela.
La razón, según la denuncia de la familia de Adela Rivas, se debe a que ella descubrió el robo de medicamentos que hacía el encargado de la farmacia de la clínica del Imss en Petacalco.
Cuando ella sale de la clínica en Zihuatanejo a las 12:40 del mediodía, cuatro minutos después también sale del lugar Cuéllar Bravo, esto queda grabado en el video de la cámara de seguridad del hospital; Edgar Arturo sigue a Adela y en el estacionamiento de una tienda de conveniencia ubicada a un costado del hospital la priva de su libertad.
Según la FGE, Cuéllar Bravo trasladó a Adela Rivas a un lote baldío en la playa Majagua en la periferia de Zihuatanejo; donde tortura, mutila y asesina a Adela Rivas. Además, Edgar Arturo golpea con una piedra el rostro de Adela, lo que la familia considera, un intento para que no fuera identificada.
Cuéllar Bravo despojó a Adela de su uniforme, el cual llevaba su nombre bordado y sepultó sus restos junto a escombros y basura que había en el lugar.
De acuerdo con las autoridades, Cuéllar Bravo se llevó las pertenencias de Adela Rivas y huyó rumbo a los límites de Guerrero con Michoacán.
Un testigo protegido declara ante la FGE, que observó a Cuéllar Bravo a las orillas del río Balsas cuando descendió de un vehículo Mazda rojo de último modelo en un lugar de terracería y del carro bajó unas cosas a las cuales les prendió fuego.
Más tarde, después de hacer sus actividades, el testigo protegido regresó por el lugar donde observó parado a Cuéllar Bravo y descubre que había quemando un bolso de mujer, pertenencias de mujer y unas identificaciones, una de ellas pertenecía a Adela Rivas, esto quedó evidenciado porque la credencial era metálica y las llamas no borraron el nombre de Adela, esta identificación correspondía cuando fue regidora de salud en Atoyac.
“Cuando estamos buscando todavía a mi mamá empezaron a investigar a los funcionarios del Imss, a los encargados de farmacia de las unidades restantes. El asesino era encargado de la farmacia de la clínica de Petacalco, pero había un encargado de farmacia de la clínica de Petatlán, otro en Papanoa y otro de Zihuatanejo; descubren que la administradora de farmacia de Petatlán (Guadalupe Hinojosa) les dijo a los investigadores que el asesino se había puesto en contacto con ella unos días antes de que ocurriera la desaparición de mi mamá, cuando todavía estaba la auditoría para preguntarle a ella cuáles eran las intenciones de mi mamá, qué era lo que quería y todo eso al hacer la investigación. Entre las conversaciones que tiene esta señora también con mi mamá, ella dice a los investigadores (de la FGE) que le preguntan, cuál es el motivo de que ella esté haciendo la investigación. Mi mamá molesta le dice: ‘Te pidió fulano de tal (Edgar Arturo Cuéllar Bravo) que intervinieras, ¿verdad?’. Entonces, esta señora le dijo: ‘Sí, fíjese que él me habló, que quiere le eche la mano para que no de parte de lo que estaba sucediendo’. Y fue que mi mamá a esta administradora de farmacia le dice: ‘Es que yo no lo puedo ayudar porque imagínate, en un solo mes este fulano fueron 100 mil pesos lo que se robó, imagínate cuánto habrá sido en los otros meses'”.
“Con ese testimonio de fuente directa, porque lo dijo mi mamá en vida y sobre todo lo que ella estaba haciendo en Petacalco, es que se da la línea de investigación laboral sobre el robo de medicamentos”, aseguró Bolívar Darío.
A pesar de que el mismo 24 de septiembre de 2016, la familia de Adela Rivas denunció ante la FGE por secuestro, el martes 27 de septiembre de 2016, Bolívar Darío se entrevistó con la jefa inmediata de Adela, María Teresa Díaz Martínez, en sus oficinas en la delegación del IMSS en Acapulco.
“Yo le dije, ‘está sucediendo esta situación, no sabemos de ella, la estamos buscando’. Nosotros inexpertos no grabamos esa conversación, pero ella directamente me dijo, ‘Sí, yo fui quien envió a tu mamá a investigar el desabasto de medicamentos’. Ella lo manejaba como desabasto para no aceptar su responsabilidad del robo. Me dijo que ella la había enviado a investigar desabasto y que por qué no aparecía mi mamá, que nosotros ya sabíamos que al tercer día era rescisión del contrato. Desde un primer momento esta señora fue la que nos confirma que ella fue la que mandó a investigar este robo, de este desabasto de medicamentos”, dice el hijo mayor de Adela.
María Teresa Díaz Martínez fue citada a declarar ante la FGE, aunque para la familia debió ser parte de la investigación y responsable por la muerte de Adela Rivas, ya que si no la hubiera enviado a investigar el robo de medicamentos, ella no hubiera sido asesinada.
El cadáver de Adela Rivas fue hallado por un pepenador el 11 de octubre de 2016 y fue hasta el 19 del mismo mes cuando el cuerpo fue entregado a la familia. Adela fue sepultada en el panteón San Crispín de la colonia Santa Cruz en Acapulco.
La investigación de la Fiscalía señala como responsable por la muerte de Adela Rivas a Edgar Arturo Cuéllar Bravo, quien era el encargado de la farmacia en Petacalco; tras un desgastante proceso judicial para su familia, el 28 de septiembre de 2018 Cuéllar Bravo recibe una sentencia de 38 años de prisión por homicidio doloso contra Adela Rivas.
La familia recibe la notificación de la sentencia hasta septiembre de 2019, sin embargo, después de la pandemia de Covid-19 donde los procesos judiciales se detuvieron, en febrero de 2023 le informan de la Fiscalía General de la República (FGR) a Bolívar Darío con media hora de antelación si entraba a una audiencia vía Zoom de la vinculación a proceso contra el sentenciado por el delito de desaparición forzada.
“Llevaba años sin saber de esa carpeta de investigación, nunca me dijeron nada. Decidido dar a conocer esta anomalía que se está haciendo. Y solicitar en Palacio Nacional una audiencia. Entrego la primera carta de ayuda al presidente AMLO (Andrés Manuel López Obrador). No nos atienden; entrego una segunda carta de ayuda, busco también la ayuda presidencial con una carta aquí en Acapulco, se la entrego y no nos atienden tampoco. Nos dan largas”.
La familia recibe la notificación de la sentencia hasta septiembre de 2019, sin embargo, después de la pandemia de Covid-19 donde los procesos judiciales se detuvieron, en febrero de 2023 le informan de la Fiscalía General de la República (FGR) a Bolívar Darío con media hora de antelación si entraba a una audiencia vía Zoom de la vinculación a proceso contra el sentenciado por el delito de desaparición forzada.
“Llevaba años sin saber de esa carpeta de investigación, nunca me dijeron nada. Decidido dar a conocer esta anomalía que se está haciendo. Y solicitar en Palacio Nacional una audiencia. Entrego la primera carta de ayuda al presidente AMLO (Andrés Manuel López Obrador). No nos atienden; entrego una segunda carta de ayuda, busco también la ayuda presidencial con una carta aquí en Acapulco, se la entrego y no nos atienden tampoco. Nos dan largas”.
En el transcurso de que Bolívar Darío busca ayuda presidencial, sufre el hackeo de su celular, su cuenta de Facebook y una computadora. Su sospecha recayó en el sentenciado, y es que Cuéllar Bravo antes de trabajar en el IMSS fue cabo en el área de informática e inteligencia de la Secretaría de Defensa Nacional (Defensa).
A pesar de que la Fiscalía General de la República (FGR) aceptó la denuncia de la familia de Adela Rivas, solo lo hizo por el delito de desaparición forzada, pero no investiga el robo de medicamentos, que de acuerdo con Bolívar Darío, ese encargo interno que hicieron a su mamá en el IMSS conllevó a que fuera asesinada.
“A pesar de que no puedes explicar el homicidio de mi mamá sin hablar del robo de medicamentos, el robo no lo podemos denunciar, solo las fiscalías o el IMSS, pero si ninguno y ni otro lo hace, nosotros jurídicamente no podemos hacerlo, porque no tenemos la figura jurídica porque esos medicamentos no son de nuestra propiedad”.
La omisión de los funcionarios del IMSS llegó a tal nivel que el delegado del organismo en Guerrero, José Luis Ávila Sánchez, en pleno proceso judicial de Cuéllar Bravo niega públicamente que haya un robo de medicamentos, declaración que es tomada por su abogado para su defensa, aunque el alegato no prosperó.
A pesar de la negativa del IMSS, la FGE en la investigación solicitó el expediente laboral de todos los trabajadores de la farmacia del IMSS de Petacalco, Petatlán, Papanoa y La Unión, los cuales se integraron a la carpeta de investigación.
Bolívar Darío expone que al IMSS fingió una auditoría posterior a la de su mamá en Petacalco, pero donde solo compararon el sistema nacional con los documentos físicos de cuántos medicamento había sin realmente cotejarlos presencialmente en la farmacia.
Tras el arribo al poder en la presidencia de la República de Claudia Sheinbaum Pardo, la familia de Adela Rivas envió dos cartas más para solicitar la intervención presidencial para que se haga una auditoría en el IMSS y corroborar el hecho que los agravio, es decir, el asesinato de Adela Rivas por la investigación del robo de medicamentos.
La segunda carta enviada a presidencia, la familia la entregó el 17 de junio de este año en la Ciudad de México. En respuesta el 1 de julio le envían a Bolívar Darío un oficio de la Unidad de Combate a la Impunidad de la Dirección General de Investigación, de la Coordinación de Denuncias y Atención Ciudadana.
Al hijo mayor de Adela Rivas le informan que la FGR, la FGE y el IMSS darán seguimiento al caso mediante un folio. Sin embargo, hasta el momento solo el IMSS comenzó una investigación.
Para sorpresa de la familia, el 29 de julio de este año, Bolívar Darío recibe mediante correo electrónico un oficio firmado por Jaime Cruz Lucatero, titular del Órgano Interno de Control de la Oficina Regional número 8 del IMSS, pero solo para revictimizar a la familia de Adela Rivas.
“Nos solicita que dentro de un término de cinco días hábiles posteriores a la recepción del presente oficio proporcione lo siguiente. De contar con evidencia documental que soporte que la doctora Adela fue enviada a Petacalco por instrucción de la directora superiora María Teresa Díaz Martínez para investigar el desabasto.
Que entregue evidencia de que en las épocas que ocurrieron los hechos mi mamá detectó e identificó plenamente el robo sistemático de medicamentos controlados en la unidad médica de Petacalco. De contar con evidencia documental de que mi mamá descubrió que el responsable del desfalco se robaba 100 mil pesos mensuales. Si mi mamá realizó una auditoría me la están pidiendo. ‘De contar con evidencia documental con la que soporte que Adela Rivas realizó en la época de los hechos una auditoría y detectó hallazgos relacionados con los hechos de la denuncia. Y por último, evidencia de que la doctora Adela denunció en la época de los hechos actos de corrupción dentro del propio Instituto Mexicano del Seguro Social”.
La presunta investigación del IMSS no solo revictimiza a la familia de Adela Rivas, al trasladarle la carga de prueba. Sino que parece que no consultó sus propios archivos.
“De qué manera vamos a presentar, no somos autoridad, no somos institución, no tenemos ninguna función de investigación para realizar este tipo de documentos ni de acciones que nos está solicitando la unidad de órgano interno. ¿Dónde están los archivos? Fiscalía tiene parte de documentos de la auditoría y debe tener documentos de muchas otras cosas. ¿Por qué estos auditores no consultan su propia base, su propio archivo? O sea, a poco esta auditoría que yo tengo en mi poder ya no la tiene el IMSS. O sea, si dicen que no, perdieron el expediente”.
Para Bolivar Darío, el IMSS no tiene tacto ni sensibilidad para retomar el caso; además, denuncia que hablan de “faltas administrativas imputables” cuando el robo de medicamentos no es una falta sino un delito federal.
La exigencia de la familia de Adela Rivas es que el IMSS les entreguen todo el archivo que ha generado a partir de la desaparición de ella.
Además, Bolívar Darío entregará esta semana una tercera carta a Sheinbaum Pardo para contarle la simulación que el IMSS está haciendo en la investigación del asesinato de Adela Riva




