Texto y foto: Emiliano Tizapa Lucena

Acapulco

El capitán Lorenzo Esteban Hernández Chavarría amarró su yate Black Tuna en su área de fondeo frente al Paseo del Pescador. Lo sujetó a un bloque de cemento de 10 toneladas hundido en el fondo de la bahía.

Era la noche del 24 de octubre de 2023, Lorenzo se encontró con su amigo Pedro, otro capitán, compraron de cenar, compartieron fruta, convivieron y se despidieron. Aquella noche, El Rudo como le dicen a Lorenzo, sobrevivió a la furia del huracán Otis, pero su amigo Pedro fue hallado sin vida un día después en el Servicio Médico Forense (SEMEFO) con un pozo en el pecho.

“Nadie estaba preparado para lo que venía, ese fue un pinche huracán que nos hizo licuadora a todos”, cuenta El Rudo.

Son las 10 de la mañana del 17 de octubre de 2024, ha pasado casi un año de Otis, un huracán de categoría cinco en la escala de Saffir-simpson que tocó tierra en Acapulco, devastó la ciudad y parte del municipio vecino de Coyuca de Benítez.

El Rudo aún repara su yate en el Paseo del Pescador. El capitán y dueño del Black Tuna no supera el 1,70 centímetros de estatura, tiene el cabello blanco, de tez morena, usa lentes oscuros; en esta ocasión viste una playera rosa, bermuda negra y sandalias.

Lorenzo está acostumbrado a sonreír, desde su adolescencia su deseo de aventura lo llevó a andar en barcos atuneros y en cruceros; trabajó en la cocina, lavando platos, en el buffet y después de mesero.

“Fue una muy bonita experiencia porque aprendes ahí a valorar a todo el mundo y la empresa te paga para adiestrarte y sepas atender al judío, al pakistaní, al hindú, al gabacho, a todos y todo el tiempo con la sonrisa”, dice Lorenzo.

Pero la sonrisa de El Rudo se desdibuja con el recuerdo de lo que vivió aquella noche en Acapulco. Le cuesta explicar cómo sobrevivió.

“Estaba en mi yate, pero me tiré a rescatar una embarcación de mi propiedad. La rescaté, cuando se hundió el Acarey me hundí yo. Me puse dos chalecos salvavidas, no nadé ni nada, dejé que me llevara, eran tornados, uno tras otro se formaban, me levantaban, me golpeaban, me sacó a tierra firme y quedé noqueado”.

Uno de sus amigos encontró a Lorenzo entre las rocas y lo rescató.

“Yo salí destrozado, salí como un pescado así cuando lo van a freír, todo raleado”, dice.

Los tornados absorbieron agua, piedras, embarcaciones y personas. A Lorenzo se le formó una herida grande en el pie derecho, se le infectó. En Acapulco le dijeron que debían amputarlo, no aceptó la idea, viajó a Chilpancingo a un hospital donde le hicieron un lavado mecánico. Los médicos le dijeron que le sacaron de la herida lodo negro, el mismo que hay en el fondo del mar.

Tras su recuperación, a los cuatro meses de Otis volvió a la bahía para sacar del mar su yate encallado.

“Mi barco lo tenía allá hundido donde la Marina Santa Lucía. Con el apoyo que nos dio nuestro presidente (Andrés Manuel López Obrador) que fue de 8 mil 500 pesos me compré dos gatos hidráulicos de 21 toneladas. Poco a poco hasta que lo eché el agua, ahí lo tengo, ya lo vamos a poner a trabajar en diciembre”.

De aproximadamente 80 embarcaciones que había en la zona del Paseo del Pescador antes de Otis muchos sobrevivientes ya no regresaron. Solo está el yate Bonanza y el Black Tuna, además de algunas embarcaciones menores.

“Ahorita tenemos esa bronca de que viene algún fenómeno y todos nos alteramos”.

–¿Usted pasaría otro huracán en el mar o en su casa?

–Ya en casa, nada más dejamos al barco en su boya y vámonos, vénganse todos mis chavos, todos, hasta mis amigos, nadie se queda en los barcos ya a dormir porque vieron lo que sufrimos, lo que nos pasó.

–¿Por qué se quedaban en sus barcos?

–Nos quedábamos porque tenemos que cuidar nuestra propiedad que la adquiriste con el tiempo.Yo trabajé en los Princess Cruises, en los atuneros, para poderme comprar un barco que me costó tantos millones de pesos. Lo hice porque me gusta el mar, vivo en el mar.

Este 25 de octubre, los marineros, familiares de personas fallecidas y de desaparecidas por Otis celebrarán una misa al cumplirse un año de la tragedia que vivieron y que para ellos, los sobrevivientes, representa un gran dolor porque murió gente inocente, indica El Rudo.

Cuenta que existe la versión de algunos turistas de que en sus fotografías que han tomado aparece un joven que murió durante el Otis. Se trata de un joven que egresó de la Escuela Naútica de Veracruz quien vino a Acapulco a morir a quien ahora se le conoce como “el fantasma de la bahía”.

Menciona que la gente ha visto a un niño adentro del barco. “A las 5 o 6 de la mañana cuando nos vamos, me dicen oiga Capi tenga cuidado con el niño que va atrás de usted no se le vaya a caer al agua. Oye pero si vienen puros adultos a pescar, ¿cuál niño? No ya se metió pa’ dentro del barco. ¿Cómo?, ¿a ver quién trae niño? El señor me está diciendo, los muchachos que se quedan, dicen que se subió un niño con ustedes. Aquí no traemos ningún niño”, relata.

El capitán dice que por todo lo que está ocurriendo van a realizar una misa en honor a todos sus compañeros que murieron y para los niños inocentes que estuvieron con sus abuelos, tíos en las embarcaciones y también perdieron la vida durante el paso del huracán Otis.

“Es doloroso, yo me siento mal porque yo tengo familia, pero tenemos que contarlo y tenemos que platicarlo, eso nos llena más el corazón, como desahogo, te sientes chingón y pues vamos a cumplir el año y seguimos igual porque nos golpeó  (el huracán) John”, dijo El Rudo. 

Hasta antes del paso del huracán John a finales de septiembre de 2024, el Black Tuna comenzaba a trabajar dando paseos a turistas o de pesca, sin embargo, actualmente Lorenzo no le ha dado servicio a ningún turista.

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