Acapulco y su intento por sobrevivir
como destino turístico

Arturo de Dios Palma
Son las 10 de la noche del sábado, la Costera Miguel Alemán luce llena, pero no repleta como en otros tiempos. Sus banquetas están invadidas por turistas que caminan y turistas sentados en mesas de las decenas de taquerías abiertas a lo largo de la avenida.
A esa hora casi todas las taquerías están llenas, tanto que los locales son insuficientes y las banquetas las convierten en sus extensiones. Ahí colocan mesas y sillas para los comensales. Ofrecen sobre todo tacos al pastor.
Las taquerías son parte de la nueva fisonomía de la Costera Miguel Alemán, el principal corredor turístico de Acapulco. A ese cambio se le suman decenas de tiendas de conveniencia como Oxxo o Circle-K, pero también farmacias y muchos locales vacíos con letreros de “Se renta”. Además hay locales abandonados, unos por el tiempo lucen deteriorados, en ruinas y otros que no han podido ser rehabilitados desde el paso del huracán Otis, categoría cinco, en octubre del 2023.
Los Oxxo y los Circle-K han invadido la Costera, hay tramos en que hay uno tras otro, o uno frente al otro. Estas son los principales centros de abasto de muchos de los turistas.
Desde hace décadas, más del 80 por ciento de los turistas que recibe Acapulco provienen del centro del país, sobre todo de la Ciudad de México y el Estado de México.
Acapulco lo ha asimilado, se ha adaptado a esa demanda.
Esta adaptación más a la pérdida del turismo extranjero y, ambas, sumadas a la violencia incesante que se vive Acapulco, transformó la oferta turística.
Ya no hay centros nocturnos, noche de cabaret, ahora muchos bares o discotecas se han convertido en neverías, tiendas de abarrotes o incluso en salones de fiestas. Ya no está la discoteca Alebrije, que en 2013 apagó las luces. Ni el restaurante El Olvido, ni Pretra, ni la cadena California, ni Disco Beach, ni One Dólar. Tampoco está el Coyuca 2000, El Colonial, Acapulco mi amor, Primos.
En Acapulco ya cerró el Shotover jet, el Mágico Mundo Marino, la plaza de toros que algún día vio al rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza, no hay más show de esquí. Cerró el Jai Alai.
También han cerrado restaurantes tradicionales como Los Metates y El Fogón que no resistieron los daños por el huracán Otis. Hay bares cerrados como La Norteña por la violencia: la Fiscalía General del Estado les colocó sellos de clausura tras el asesinato de un hombre en el lugar. El restaurante La Cabaña, ubicado en la zona tradicional de Caleta, fue quemado completamente hace casi un año.
En el pasado, la Costera contaba con una amplia oferta restaurantera y de comercios muy variada y para todos los bolsillos. Varios restaurantes se llegaron a hacer populares entre los turistas que colmaron esa vialidad a toda hora. Un escenario común era ver restaurantes llenos a mediodía o con buen aforo en las temporadas vacacionales. Ahora la oferta ha disminuido notablemente. Los puestos de garnachas, quesadillas, tacos, puntos de venta de cerveza están ganando terreno.
Lo que también ha ido ganando terreno es el descuido de Acapulco, es una ciudad caótica, sucia, donde muy poco funciona, incluida su principal zona turística.
Del 15 al 18 de mayo en Acapulco se realizó la edición 25 del festival Acamoto. El saldo fue letal: ocho personas muertas (una de ellas una mujer atropellada por un motociclista), 30 lesionadas, 45 detenidas, 120 motocicletas aseguradas, algunas con reporte de robo. Esos días se recolectaron unas 300 toneladas de basura, según reportó la Secretaría de Protección Civil de Guerrero.
Según el gobierno de municipal en esos días llegaron al puerto unos 10 mil motociclistas, sin embargo eso no significó una gran derrama económica para el puerto.
Muchos de esos 10 mil visitantes no se sentaron en un restaurante a comer, tampoco fueron a un bar a consumir, compraron sus cervezas o bebidas alcohólicas en los Oxxo o Circle-K. Muchos tampoco se hospedaron en un hotel, muchos durmieron en las playas.
Las cifras lo dicen: de acuerdo al reporte de la Secretaría de Turismo de Guerrero, en el fin de semana del 15 al 18 de mayo Acapulco tuvo un ocupación hotelera del 80 por ciento, de las habitaciones disponibles tras el huracán Otis. Mientras que este último fin de semana llegó al 87 por ciento la ocupación hotelera.
El Acamoto generó molestia entre los acapulqueños y empresarios. En redes sociales ciudadanos comenzaron a recopilar firmas a través de Change.org para que el próximo año no se realice el festival. Según el último reporte ya habían firmado más de 21 personas.
El presidente de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, José Luis Smithers Jiménez consideró que el puerto está muy por encima de eventos como el Acamoto.
“Acapulco no necesita de esos eventos que traen destrucción, que traen promiscuidad, que traen desmanes”, dice Smithers Jiménez.
—¿Usted piensa que el Acamoto ya no debe realizarse o realizarse de otra manera?
—Es triste que pienses que Acapulco está en crisis y que por eso entonces vamos a recibir cualquier mierda que venga, porque estamos en crisis, por supuesto que no. Acapulco no está en crisis. En Acapulco tuvimos problemas y estamos trabajando todos honorablemente hace muchísimo tiempo, esperando tener resultados adecuados también con todas las promociones que estamos haciendo. Con todas las promociones que estamos haciendo y con todo y todo y con toda la gente que está volviendo a ver que Acapulco está en pie y está mejor que nunca.
—La crisis no es de ahora por el Acamoto. Todos sabemos que en Acapulco el tipo de turismo ha bajado ya no es el Acapulco del esplendor.
—Sí, claro pero ustedes nos tienen que apoyar, tenemos que hablar bien del camello. Tenemos que decir que Acapulco está bien, porque Acapulco nos estamos rompiendo la madre de todos los empresarios para dejar a Acapulco bonito con el gobierno federal y el estatal. Si hay violencia, pero hay violencia como en Guanajuato, en Sinaloa, en la Ciudad de México. Ya ves lo que pasó en la Ciudad de México, mataron a la secretaria de particular de la Jefa de gobierno, imagínese.
“El que piense que Acamoto es la solución es un estúpido. Acamoto viene un fin de semana al año y eso no nos interesa. Hay más productos, ahorita ya hay una convención en el Mundo imperial de una empresa. Tenemos los petroleros viniendo en junio. Este fin de semana estamos al 70% de ocupación sin Acamoto, sin desmadres, sin sexo, sin droga, sin muertos”.
La adaptación que ha hecho Acapulco para mantener a los turistas de la Ciudad de México y el Estado de México, ha impactado directamente en el sector restaurantero.
Enrique Castro Soto es el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Guerrero y tiene su sede en Acapulco.
El cambio de la fisonomía del principal corredor turístico, con taquerías, Oxxo, Circle-K, farmacias, ha pegado a los restaurantes que luchan por recuperarse desde la pandemia por Covid-19 decretada en 2019.
“Los restaurantes que han venido sufriendo los embates, no solamente de los dos fenómenos naturales que hemos sufrido, sino desde la pandemia que fue un golpe muy duro particularmente para la industria restaurantera. Todavía en este momento, no hemos llegado a la recuperación”.
—¿Qué tanto turista que llega a Acapulco come en un restaurante?
—Lo que sucede es que Acapulco está abaratando su oferta turística. Y eso hace evidentemente que pues los turistas que llegan al puerto sean de un menor poder adquisitivo. Y bueno, son muchos los factores, desde el comercio informal en las playas, en los accesos a playas […] hoy en la zona de Costera, en el Acapulco tradicional, lo que más abundan son las taquerías o aquellos restaurantes para turistas de bajo nivel adquisitivo. Y eso les ha pegado mucho. Ocho de cada nueve unidades de venta de alimentos en Acapulco son informales, no pagan impuestos. No pagan servicios, derechos al municipio. Entonces, evidentemente que esto les hace abaratar sus costos, pero repito, eso es una competencia para nosotros, pero también es una mala imagen para el puerto, pues porque hace que vengan menos turistas.
—¿Cómo le han hecho para mantenerse?
—Tratamos de mantener nuestros precios, de mantener esa diferencia en cuanto al servicio, a la calidad, a la higiene. Tratamos de hacer mucho énfasis en los consumidores de eso. Evidentemente no podemos incrementar tanto nuestros precios, cuando hay muchas opciones restauranteras y por otro lado también tenemos la competencia del comercio informal.
—¿Cuánta ganancia le genera al restaurantero este tipo de turista?
—Es muy variado. Por ejemplo, con nosotros están afiliados Los Tarasco, Las Delicias (taquerías) y a ellos les va muy bien, pero hay otros miembros que no tanto.
Entre empresarios, turisteros hay una expectativa alta sobre el programa de recuperación Acapulco se transforma contigo que anunció la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, con una inversión de 8 mil millones de pesos. El programa consiste en que la Federación administrará toda la zona costera de Acapulco que va de Pie de la Cuestas hasta Barra Vieja además de todos sus servicios. Hasta el momento sólo se ha anunciado el Mari-bus que conectará el centro con el oriente a través del mar.
Castro Soto dice que esta inversión podría ayudar mucho a Acapulco porque pese que se ha abaratado están surgiendo nuevos restaurantes de alta gama con nuevas propuestas gastronómicas, pero para que funcionen se requiere de la intervención de los gobiernos.
“Hay inversiones importantes de restaurantes importantes en la zona de la Escénica, pero debe haber las condiciones, el gobierno debe tener limpia e iluminada esa zona, que no haya ambulantes, porque eso evidentemente va demeritando el nivel de inversión que puedan hacer”.




