La culebrina, la divertida tradición
de los niños y las niñas de Acapulco


Eduardo Yener Santos

 

En la playa Las Hamacas una veintena de niños y adolescentes corren de un lado a otro, miran fijamente al cielo, con sus manos jalan y jalan hilos de colores.

Son las cinco de la tarde del segundo domingo de marzo, el termómetro marca 26 grados de temperatura. El tráfico vehicular en la avenida Costera Miguel Alemán es fluido y los automovilistas que descienden y ascienden a las laterales de la vía rápida permiten el paso a los peatones para que se acerquen sin prisa al malecón.

Frente a la playa resalta un edificio de hierro blanco, donde se supone que estaría la Secretaría de Salud federal, ahí andan otros jóvenes que corren para cruzar la avenida para recoger pedazos de papel de china que caen del cielo.

En la playa Las Hamacas un joven de baja estatura, que apenas y le permite destacar entre los demás adolescentes, grita: “erga primo, jálale primo” “al chile así se hace ese, jala, jala”.

Como lo hacen los niños: ríen, gritan, otros brincan y otros se empujan o se abrazan.

 

 

Ese joven se llama Adamir Neri, a inicios del 2022 se enteró a través de Facebook que en playa Las Hamacas niños volaban culebrinas. Él, de apenas 13 años, permanecía encerrado en su casa por la pandemia de Covid 19, pero también sabía que las restricciones sanitarias comenzaban a normalizarse.

Cuatro años han pasado desde que Adamir y sus amigos formaron un grupo de niños y jóvenes que cada tercer domingo de mes pintan el cielo de colores con sus culebrinas que vuelan desde el malecón o la playa.

El juego de Adamir y sus amigos contrasta con lo que se vive en las calles de Acapulco; esa la violencia que solo en 2024 sumó un total de 685 homicidios dolosos: 82 mujeres y 603 hombres.

Acapulco es una de las ciudades del país y de Guerrero con mayores índices de violencia, de acuerdo con notas periodísticas en lo que va de este 2025 han asesinado a 18 conductores del transporte público, el sector más afectado.

A pesar de ese contexto de violencia, Adimir y sus amigos, se han alejado de los juegos de sicarios contra policías donde regularmente se usan armas de juguete.

Ellos, juegan a volar culebrinas y recuerdan que esos vuelos se los platicaban sus padres, ahora, ellos mismos entre adultos y niños conservan la tradición de volar culebrinas.

El proceso para armar una culebrina, Adamir lo explica como si se tratará de una receta de comida. Indicando que: los materiales son: pegamento, hilo, tijeras, varas delgadas de madera, papel china, bolsas de plástico y cinta adhesiva.

El primer paso, dice, es echar a volar la imaginación. Paso dos: entrecruzar las dos varas de madera (preferentemente que no pasen de los 50 centímetros de largo). Tercer paso, unir con cinta adhesiva y amarrar las varas con el hilo sobre la cinta para reforzarla.

 
 

 

Paso cuatro. Colocar papel debajo de las varas y doblarlo hasta unirlos sin romper el papel. Quinto paso, es perforar en cada una de las esquinas y enredar hilo en cada una de las varas.

Paso sexto. Atar los extremos de las varas con una cuerda y unir los hilos en el centro de la figura, con otra cuerda al interior. El séptimo y último paso, es cortar tiras de papel o de bolsas de plástico para después pegarlas en la parte inferior de la figura.

El proceso para armar la culebrina que es una figura hexagonal, es de aproximadamente 40 a 60 minutos, dependiendo de la destreza y la imaginación.

Para Adamir Neri volar culebrinas es un momento agradable y por eso acude cada mes a la playa con sus amigos y para conocer a otros jóvenes. Cuando logran encaramar (elevar lo más alto la culebrina y enredarla con otra) siente una adrenalina bonita que, con palabras, dice, no puede explicar.

El espectáculo del vuelo de culebrinas comienza cuando los participantes concluyen de armar sus culebrinas. Al momento en que las figuras están listas para volar, en el cielo lucen los colores y más de un ambulante, automovilista o pasajero, nativo o foráneo que pasa por la vía rápida y la Costera se detienen a observar.

Adamir suelta su culebrina en el aire, jalonea el hilo y al mismo tiempo permite que el viento la aleje de él hasta encumbrarla.
El juego del vuelo de culebrinas se ha ido perdiendo con los nuevos juegos tecnológicos y el acceso de los niños y jóvenes a los celulares.

Aunque no todo está perdido. Volar culebrinas en la playa se ha popularizado, para festejar el día del niño y de la niña que es el próximo 30 de abril, se ha convocado al vuelo de culebrinas.