Emiliano Tizapa Lucena
El Otatal, Tecpan
Habían pasado apenas cinco años de la caída en combate de Lucio Cabañas Barrientos en un enfrentamiento contra el Ejército, cuando en Chilpancingo, Alejandro Cabañas, hermano menor del comandante guerrillero, se reunió con un joven de 22 años, que después se convertiría en uno de los líderes de la lucha armada clandestina en la entidad.
Ese joven era Jacobo Silva Nogales, esa vez llegó a Guerrero con la ilusión de sumarse de inmediato a la columna armada del Partido de los Pobres (PdlP), pero David –nombre que adoptó el hermano de Lucio dentro de la guerrillera– lo citó nuevamente en el antiguo Distrito Federal (DF).
La orden de volver a casa desanimó a Jacobo, pero pronto recobró el ímpetu cuando aquel hombre le explicó que no había columna guerrillera a cual unirse sino que habría él de construir una desde cero. ¿Si podía o no con aquel encargo?
Los primeros ocho años de Jacobo en Guerrero no tuvieron éxito en el objetivo trazado de reorganizar la lucha armada clandestina.
Para 1987, Jacobo tenía 30 años, después de un trabajo de memoria colectiva en las comunidades por las que anduvo Lucio Cabañas logró retomar sus ideales y principalmente su método del “pobrismo”.
Jacobo lograría en los siguientes 12 años formar 33 columnas guerrilleras con las siglas del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y posteriormente con el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Han transcurrido 45 años desde que pisó por primera vez estas tierras guerrerenses. En un recodo de la sierra media de Tecpan, en la cañada conocida como El Otatal, Jacobo también conocido como el comandante Antonio visitó el pasado 2 de diciembre el lugar donde Lucio Cabañas cayó en combate en 1974.
En esta misma sierra Jacobo cumplió su sueño de incursionar en la guerrilla, pero esta vez la recorrió sin pasamontañas, botas, mochila ni fusil.
–¿Cuál es la importancia de Lucio Cabañas a 50 años de que cayó en combate?
–Lucio Cabañas fue un referente muy importante en la región particularmente porque en esta área de la Costa Grande fue donde se movió, desde Coyuca (de Benitez), Atoyac, Tecpan.
Fue un referente en su momento para la lucha popular, estaba otro referente también en ese momento que era Genaro (Vázquez), pero en otro sentido; aquel fue más nacional, Lucio más local, más preocupado por conseguir base de apoyo en la zona, Generaro más ocupado por obtener impacto a nivel nacional, eso permitió que Lucio tuviera una gran base de apoyo en estas regiones.
Lucio sigue siendo un referente porque de todos los grupos guerrilleros que hubo en la época, me parece que es del que hay mejor memoria en cuanto a un impacto mayor en la población que ha perdurado y es un impacto positivo.
Hubo otras organizaciones que tuvieron impacto mediático en su momento por sus acciones pero no quedaron en la memoria popular tan arraigados como el PdlP y Lucio Cabañas.
Después de que él muere, esa memoria queda latente y la intenta recuperar el grupo que trató de continuar la lucha con el nombre de PdlP, sin embargo recupera el nombre, pero no la memoria de sus planteamientos, de sus métodos de organización, porque intenta organizar con metodología completamente diferente, una metodología propia de un grupo llamado PROCUP-PdlP (Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres), totalmente distinta y hasta opuesta a la del PdlP de Lucio.
A mí me corresponde venir como parte del PdlP primero pero con la metodología distinta a la de Lucio porque los compañeros que sobrevivieron en particular Carlos y David (Cabañas), que son los que trataron de organizar no recuperaron la memoria de la metodología de los planteamientos políticos y militares sino que ellos adoptan lo que estaba de moda en aquel tiempo, el marxismo- leninismo ortodoxo y que no era lo de Lucio.
Yo vengo con esa metodología y lo intenté aquí durante ocho años, traté de organizar con esa metodología pero es un fracaso absoluto porque no se consigue base de apoyo, nada más 30 elementos entre combatientes y base de apoyo, por lo que es muy poco productivo.
A partir de 1987 empezamos a recuperar la metodología propia de Lucio Cabañas, es cuando empieza a conseguir una base de apoyo extensa, recuperamos lo que tuvo Lucio y lo acrecentamos; porque si Lucio tuvo presencia en estos tres municipios, nosotros con este método ya reorganizamos Atoyac, Coyuca de Benítez y nos metimos en Tecpan y llegamos a Petatlán, Zihuatanejo hasta Coahuayutla y, después abarcamos la zona de la Costa Chica, luego la Montaña, Tierra Caliente, finalmente todo el estado pero ya fue con el método Cabañista.
Se hizo un ejercicio de memoria tanto personal como de la población para ir encontrando ese método. Fue un referente para nosotros muy grande, pero para la parte del PROCUP-PdlP que estaba aquí en Guerrero no para la parte que estaba a nivel nacional.
En otros estados siguieron con el método viejo y con sus mismos resultados.
Eso nos permitió que para el año 1992 ya tuviéramos dos columnas y que luego más adelante en el 96 llegáramos a tener 14 columnas permanentes y estamos hablando ya de todo el estado.
–¿Lucio Cabañas fue un adelantado en sus planteamientos de guerrilla?
–De su tiempo totalmente, en el sentido primero de que sus ideas son muy originales, muy distintas de las que predominaban en el tiempo con base al marxismo-leninismo.
Él genera lo que se denominó pobrismo, que es una propuesta revolucionaria radicalmente distinta, tanto que no fue entendida en su momento y fue muy atacada.
–¿Tuvo Lucio conflictos con otros movimientos fuera de Guerrero?
–A nivel nacional con el Partido Comunista llevó una relación más o menos amistosa porque hasta armas le proporcionaron y militantes del PCM tenían doble militancia, pertenecían al PCM y también el PdlP.
Con quien mantuvo una relación bastante conflictiva fue con la Liga Comunista 23 de Septiembre, con ellos sí fue muy dura la relación, un conflicto muy grande, hubo una ruptura absoluta pese a que Lucio les había dado la oportunidad de que estuvieran aquí en la Sierra 10 militantes de ellos.
Estos militantes entraron en conflicto porque trataron de imponer sus formas de entender la revolución que eran muy ortodoxas y muy ajenas a lo que es la Sierra (de Guerrero).
Ellos querían una cosa totalmente distinta, incorporar a la población a una insurrección, querían que Lucio se subordinara la Liga Comunista 23 de Septiembre porque decían que él no podía ser dirigente por ser pequeño burgués, porque eran campesinos y la vanguardia eran los obreros y esos eran representados por los dirigentes de la Liga entonces no se subordinó Lucio y estalló el conflicto, se puso muy fuerte la relación y finalmente se rompió absolutamente.
–¿Otros guerrilleros como el comandante Ramiro, también retomaron a Lucio?
–Cuando reclutamos a Ramiro era un campesino que solamente había estudiado la primaria, no tenía una formación política.
La formación política la recibe de la estructura guerrerense del PROCUP-PdlP, el método de Lucio Cabañas, el método pobrista.
Él se formó en ese método pobrista y ese método es el que aplicó cuando yo lo mandé a Tierra Caliente. Le dije que había una zona en donde él podía organizar y que si él estaba puesto lo podía yo enviar para allá y dijo que sí, yo lo llevé allá a Tierra Caliente, ahí aplicó el método Cabañista pero también generó sus propios métodos allá que se parecen enormemente a los que Lucio tenía, logró tener una base de apoyo enorme muy entregada a la lucha y lo hizo improvisando.
Ramiro no provenía de una formación académica, con lo que le planteábamos nosotros y lo que aprendió de su experiencia, improvisó y resultó porque en la región que es muy distinta a la de aquí de la Sierra, tiene características geográficas y sociológicas muy diferentes.
–¿Cuando usted recorre las comunidades, cómo encuentra a la población después de toda la represión que vivió por la persecución que hizo el Ejército contra Lucio?
–A mí me tocó estar aquí desde 1979 y lo que observé es una población muy golpeada, muy lastimada por la represión.
La gente grande (de mayor edad) con mucho miedo. Los primeros ocho años hicimos trabajo con gente de la generación de Lucio, que combatió con Lucio y había mucho miedo en los ex combatientes o base de apoyo.
Lo que nos permite crecer es que nosotros formamos una base de apoyo con la generación siguiente, con los hijos y descendientes de los combatientes de Lucio.
En particular Ramiro es hijo de uno de ellos, tiene un tío desaparecido; también Miguel Ángel Mesino es de esa generación y de hecho esa juventud es otra generación, que no había sentido el impacto de la represión, ellos habían sentido el impacto de la ofensa que les había hecho el Estado al matarle a sus familiares.
Con mucha dignidad ellos toman el lugar de sus antecesores, de sus padres o tíos y cumplen su labor con creces. Hubieran estado muy orgullosos sus padres si hubieran visto como Ramiro, bueno estaba su padre vivo de Miguel Ángel Mesino, pero orgullosísimos de ver como sus hijos retoman el papel que ellos no pudieron cumplir y se hicieron jefes de columna y muy dignamente.
Pero tuvo que haber un trabajo muy fuerte de formación de la población para que aceptara esta alternativa.
–¿Cómo hicieron para romper ese miedo en la población para que participara nuevamente en la guerrilla?
–La gente en primer lugar a partir de la lucha electoral que hubo a partir de 1987, por otro lado a partir de la lucha de la unión de ejidos que fue perdiendo el miedo a hacer marchas ya con nosotros perdió el miedo a hacer las marchas guerrilleras.
A mí me tocó no andar en marchas en la calle gritando sino llevarlos a caminatas, llevarlos a acciones clandestinas y en ese accionar clandestino fue como fueron perdiendo el miedo, los que lo tenían y fueron recuperando el valor.
La gente me decía que qué andaba haciendo yo, había gente que me decía que yo quería la guerra porque no sabía lo que era, que ellos sí sabían. Yo les decía, es que quizás no se hizo bien, vamos a hacerla bien y finalmente esa gente que decía eso se nos incorporó, recuperamos prácticamente toda la base de apoyo de Lucio.
Lo hicimos con base en la imagen de Lucio, así que somos los continuadores de Lucio, Lucio decía esto, Lucio decía aquello. Era el referente obligado para nosotros.
–¿Cómo hacer que las generaciones de ahora no pierdan esta conciencia política y social de Lucio?
–Yo creo que en parte lo que impide que la gente pierda la conciencia absolutamente es que sigue habiendo condiciones similares a las de aquel tiempo, así que puede comparar lo de aquel tiempo con lo de ahora y decir que si en aquel tiempo hacía falta, concluir, que ahora se puede.
Nosotros llamamos siempre a la gente, a que bueno, los de otras generaciones cumplieron con su papel ahora nos toca a nosotros. Eso sería lo que habría que hacer ahora, decirle a la gente sus antecesores, tus padres y tus abuelos cumplieron y ahora te toca a ti. La imagen de Lucio sigue siendo muy fuerte como referente porque es una persona que tiene un gran respeto en la sociedad.
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Silva Nogales nació el 28 de noviembre de 1957 en Miahuatlán, Oaxaca. De origen campesino, migra con su familia en su adolescencia al entonces Distrito Federal donde estudia hasta el bachillerato, aunque no lo concluye porque abandona sus estudios por buscar pertenecer a la guerrilla.
Con más convicción que formación militar e impulsado por David Cabañas, quien le plantea el reto de formar una columna guerrillera en Guerrero, Jacobo acepta y abandona a su familia.
En junio de 1996, a un año de la masacre de 17 campesinos –entre ellos integrantes del PROCUP-PdlP– en el vado de Aguas Blancas a manos de la Policía Motorizada comandada por el militar Arturo Acosta Chaparro, Jacobo Silva lidera la aparición pública del EPR, con la declaración de guerra contra el Estado mexicano.
Jacobo junto a un equipo de mujeres y hombres unificó varios municipios del estado bajo el concepto de “pobrismo” y como estandarte a Lucio Cabañas.
Silva Nogales fue nombrado como el comandante Antonio, en honor a su hermano menor quien cayó en un enfrentamiento en Atoyac de Álvarez también en la lucha armada clandestina.
En medio de una fuerte división con el EPR, en 1998 Jacobo encabezó la escisión del ERPI bajo una táctica de “trabajo discreto”.
Con 42 años, en 19 de octubre de 1999 el comandante Antonio es detenido, torturado y encarcelado en el DF (ahora Ciudad de México). El 29 de octubre de 2009, quedó en libertad tras pasar diez años en prisión al recibir un amparo de la justicia federal.